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lunes, 16 de enero de 2012

REVISTA NEXOS, EN LA RED

El número de enero de la revista Nexos incluye tres artículos, de Roberto Pliego, Alejandro de la Garza y Noé Cárdenas, sobre narrativa mexicana escritas por jóvenes nacidos en los años setenta. Pliego menciona de entrada a 30 escritores; De la Garza, 17, cuatro no considerados por Pliego, y Cárdenas, 5, una que no anotó Pliego. Cárdenas fue tajante: “en 2011 aparecieron libros, infinidad de ellos, que no leí y no me gustaron, pero hubo otros, unos pocos, que sí leí y sí me gustaron o al menos me parecieron destacables por alguna razón”. En esta afirmación hay un error: ¿si no los leyó cómo fue que no le gustaron? Quizás quiso decir que no los leyó porque no le parecieron atractivos, ¿por la portada, al leer el texto de la contraportada o la solapa?
            Lo que destaca en los tres textos es la prisa, o la limitación de espacio dentro de la revista, pues faltan datos que serían de mucha utilidad para los lectores: lugar y año de nacimiento de cada autor, editor o editores, por lo menos de los principales títulos, etc.
            Queda sin agarradera el tema de si son o no parte de una generación planteado allí, sin referencias precisas, hemerográficas o bibliográficas, excepto por un libro citado, La fábrica del lenguaje, S.A., de Pablo Raphael. El uso que le dio a la herramienta “generación” Ortega no es la misma que hoy. Generación es una palabra sencilla que sirve para acomodar a las personas, menos importante que los asientos en clase turista o primera clase en ciertos transportes y sí muy útil. Una persona nacida en 1970 cumplió el año pasado 41 años; alguien de 1979, tiene hoy 32 años. Cuando niños, no habrían jugado juntos, en caso de vivir en el mismo barrio, porque uno tendría nueve años cuando el otro estaba naciendo. Es importante porque en algunas fechas sí incluidas parece que empezaron a publicar después de los 30 años de edad.
            El periodismo cultural, como el periodismo en general, vive en una pista de carreras, perseguido por demonios.
            Claro que hay pasajes en estos artículos que servirán en posteriores estudios y ensayos, como la amabilidad que tuvo Alejandro de la Garza al referirse a los nacidos antes, en las décadas de los cincuenta y de los sesenta. Y al intento de contar a los nacidos en los setenta. Para De la Garza hay “poco más de cincuenta escritores nacidos a partir de 1970”, aunque Pliego cuenta “alrededor de cien individuos”, “siendo mezquino en el conteo”, “que crean, publican, asisten a encuentros literarios, conceden entrevistas, firman ejemplares, participan en mesas redondas”, y que “son mexicanos, son preferentemente del norte y del centro del país y parecen anunciar el arribo de imitadores y seguidores que amenazan multiplicarse como gremlins”. De la Garza agrega algo al retrato:
La revisión de una nómina de poco más de cincuenta escritores nacidos a partir de 1970 muestra que casi todos han estado becados al menos una vez, otra parte gruesa ha tenido dos becas y una decena ha contado con hasta tres becas combinadas de instituciones estatales y privadas del país, más alguna extranjera. Las excepciones se cuentan con los dedos de una mano. La red de protección institucional tejida por el Estado desde hace poco más de veinte años —el Fondo Nacional para la Cultura y las Artes, el Sistema Nacional de Creadores, las becas estatales, el programa Tierra Adentro, la Fundación para las Letras Mexicanas, los programas fronterizos, el Centro Mexicano de Escritores—, constituye una amplia estructura de soporte alentadora del oficio de ‘escritor profesional’ (como se asumen los integrantes de esta camada setentera), y acaso luce más eficiente contrastada con las estructuras para la formación de lectores”.
Por cierto, Martha Domínguez Cuevas publicó el libro Los becarios del Centro Mexicano de Escritores (1952-1997) en 1999 (Editorial Aldus y Editorial Cabos Sueltos). En la presentación, Alí Chumacero escribió:
“…el texto presente reúne datos acerca de la totalidad de los becarios –más de 200– (…) Esta cosecha, debida a la acuciosa diligencia de Martha Domínguez Cuevas (…), secretaria del Centro durante más de cuarenta años, seleccionó el material…)”
Y cuarenta años más 12 (al 2011), suman cincuenta y dos, y eso es más que los “poco más de veinte años” que tomó en cuenta De la Garza para incluir a este Centro en “la red de protección institucional tejida por el Estado”, que dice, y que funcionaba con dinero de una ciudadana de Estados Unidos, Margaret Shedd, y, por lo menos en 1983 agradecía, en uno de los boletines que publicaba, “por la generosa ayuda”, a Seguros América Banamex, Sra. Elizabeth C. de Cou de Beteta, a la Universidad Nacional Autónoma de México, a Fomento Cultural Banamex y al  Departamento del Distrito Federal.
Total, casi un caos.

ARTE RELIGIOSO EN ORIZABA

Orizaba, Ver., 12 de enero de 2012.- Con la exposición denominada Arte religioso, iglesias y conventos, el Instituto Veracruzano de la Cultura (IVEC) abre en el Museo de Arte del Estado de Veracruz (MAEV) la sala San Vicente de Paul con una selección de obras de José Justo Montiel (1824-1899) y Gonzalo Argüelles Bringas (1877-1942).
Destaca en esta muestra, considerando el extraordinario manejo de la técnica de la acuarela, la obra del artista belga Augusto Lohr, quien vivió en México durante el Porfiriato. En sus cuadros los tonos oscuros establecen contraste con la delicadeza y transparencia de las acuarelas del artista orizabeño Gonzalo Argüelles Bringas.
Por su gran formato y complejidad en el tratamiento del tema, son significativos los cuadros que recrean la vida y obra del santo franco español San Vicente de Paúl, que el pintor orizabeño José Justo Montiel realizó en una serie de seis piezas. Las que aquí se incluyen –pues se desconoce el paradero de algunas–, formaron parte de la exposición de la Academia de San Carlos de México, adonde fueron remitidas por el autor para dar a conocer la calidad de su talento.
Otras obras, algunas de autores anónimos, dan cuenta de la riqueza cultural veracruzana en el contexto religioso, veta artística de grandes matices y expresiones, propia del sincretismo histórico que se refleja en la arquitectura de nuestro país, como es el caso de la creación de construcciones con gran significación social y estética, con una orientación mística y variados estilos.
El MAEV resguarda más de seiscientas obras que reflejan fielmente una vasta región con paisajes profundos y multicolores, de exuberante vegetación. El recorrido completo por las distintas salas del ex oratorio de San Felipe Neri, sede del museo, describe a sus visitantes el paso del tiempo, la vida de sus personajes y las costumbres de protagonistas involuntarios de las grandes transformaciones de nuestro país.

MAEV, de martes a domingo, horario de 10:00 a 19:00 hrs.

AL CUMPLIR LOS 37 / ADÁN ECHEVERRÍA

Morir a los 33 está pasado de moda, o lo que es peor, caminar desde los 30 compartiendo el pensamiento que durante 15 años ha evolucionado en ti, está pasado de moda. Y no es que Jesucristo sea obsoleto, si ni siquiera el Pri puede ignorarse –las instituciones, ay las instituciones–, mucho menos un sistema que ha dividido la historia en Antes y Después... pero ¿qué respuestas le tiene uno a la vida si desde que es capaz de cruzar la barrera de los 30 años la vida nos sigue tratando de enseñar lo poco importante que somos para los demás?
Y es que no importa cuán importante seamos para los demás, importa lo importante que podamos ser para nosotros.
El mayor enemigo que tenemos es aquel que se esconde en el fondo del espejo, que todos los días nos va mirando y nos señala, querámoslo o no, nuestras propias miserias.
Tenemos nuestro propio retrato a lo Dorian Gray ahí escondido en nuestro ático, nuestro sótano, en el armario; eso que sabemos que somos para nosotros mismos.
Los alcohólicos lo conocemos cada día al despertarnos de una nueva borrachera, los más cínicos (quizá los más felices), lo miran apenas unos segundos, y luego le tiran la manta encima con un: cállate y déjame en paz, y la vida continúa.
Este 16 de enero de 2012 comienza la etapa de cruzar los 37.
Siempre he pensado en la celebración de aniversarios, como un recordatorio de: qué hice durante un año... para qué diablos viví un poco más... he vivido 4 años más que Jesús llamado el Cristo, alguna razón existirá para tener ese beneficio.
Si el hijo de un dios tuvo la gentileza de cagar y orinar en su forma humana en este planeta durante 33 años, porque este que soy ha tenido la oportunidad de vivir cuatro años más: ¿acaso el destino es igual de ciego que la maldita justicia? ¿Y si llego a los 40?
Desde los 20, borracheras más borracheras menos, recuerdo una fiesta jurada en la que con un amigo ofrecí morir a los 40, ponerme una meta.
Aquellos días había cruzado con celeridad la etapa suicida de todo joven.
Estaba harto y decidí que no había razón alguna de atentar contra mi vida; qué simple, me convencí: para ser suicida se necesita algo más, una razón de importancia y no la pura vanidad, una razón de extremo.
Desde entonces amé a los que se logran inmolar, adoré a los kamikazes... En esa fiesta de mis 20 años, hice jurar a un amigo que él me mataría al cumplir los 40.
Tal vez mi amigo no lo recuerde, tal vez sí... Necesario es que uno lo recuerde siempre, porque cada día, cada minuto de la vida son importantes, para nadie más que para ti.
La lucha está en vencer a ese enemigo que eres tú mismo. La persona del espejo es la más importante, el enemigo. Hay que destruirse hasta las cenizas, porque cada vez que lo logres de las mismas cenizas ese otro tú volverá a nacer para humillarte, para intentar dominarte de nuevo.
Cada vez que cumplo un año más tengo ese maldito recuerdo... me quedan tres años de vida.
He vivido 4 años más que el Cristo, y aún no se consigue aquello de Antes y Después de Adán Echeverría.
¿Queda algo más. ¿Queda mucho? El mayor temor ahora es pensar que 40 años me serán infinitamente pocos.
El nacimiento de mis hijos me hizo darme cuenta de esa metáfora: los 33 años son una miseria y lo son todos. No son los años que cumplas, sino los años que vivas: he vivido poco me he cansado mucho, dice el poeta.
Los 40 años siguen siéndolo. Quiero ver crecer a mis hijos, verlos triunfar.
Me harán falta muchas vidas para sentirme necesariamente satisfecho. Pero la vida tiene un límite.
Cada día nos acerca más a la muerte. Cada vez que cumplo años tengo que convencerme de estar preparado. Y estar preparado para la muerte es disfrutar cada día como si fuera el último.
El hombre del espejo lo sabe, el hombre del espejo tengo que ser yo.

VIÑA DEL MAR, 53º FESTIVAL INTERNACIONAL DE LA CANCIÓN

FEBRERO

Miércoles 22: Diego Torres, Luis Miguel
Jueves 23: Camila, Marc Anthony
Viernes 24: Daniel Muñoz, Salvatore Adamo
Sábado 25: Los Bunkers, Manuel García, Ráfaga/Garras de Amor
Domingo 26: Luis Fonsi, Prince Royal
Lunes 27: Bombo Fica, Juan Luis Guerra