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domingo, 29 de marzo de 2015

UN ESTANCADO GARABATEA SOBRE ARISTEGUI

Replicante, Revista de crítica y periodismo digital, publicó un texto de Rodolfo García Mateos, “¿Contra quién pelea Carmen Aristegui? Un acercamiento personal a la periodista”, en el que ella queda desdibujada porque el autor se deja llevar por sus recuerdos, sin orden e incompletos. Me preocupa porque es periodista. Me preocupa porque la revista publica un texto extenso y confuso. Podría dejar una pregunta que nadie contestará y nos evitaríamos unos minutos de lectura, pero sería injusto con los lectores de esta página de Facebook: ¿por qué García Mateos cuenta ahora las escenas de su vida que cree demeritarán la idea que tenemos de Aristegui?
Pasé horas oyendo el seguimiento que Aristegui dio a quienes denunciaron a Marcial Maciel y que el Vaticano tuvo que seguir, no por Aristegui, claro, sino porque fue un clamor que todavía no termina porque siguen apareciendo denuncias de sacerdotes.
No todos los días hay temas públicos tan importantes. Deberíamos preguntarnos cómo se deciden las notas que aparecen destacadas en los medios. Por ejemplo, estos días TVE dejó fuera otras noticias por seguir el accidente aéreo. Puede ser que hayan tenido razón. Conviene pensar que otros días las noticias que nos ofrecieron como las “más importantes” no lo eran.
Han opinado sobre Carmen Aristegui muy diversas personas, a favor y en contra de su trabajo. Yo diría que ella, como la revista Proceso desde su inicio, como algunos personajes, como Carlos Monsiváis, y quizás como la revista Replicante (guardo ejemplares de cuando se publicaba en papel y se vendía en Sanborns), son anomalías en un sistema severamente controlado por los gobiernos, tanto como lo han sido en su momento otros periodistas hoy olvidados —que así se queden—, que los lectores aprendimos a evitar, en publicaciones que no sufrieron por ello y cuyos compromisos ignoramos. Sobre Aristegui se seguirá escribiendo y un día empezará el silencio que a todos nos toca.
Me interesó el artículo de Rodolfo García Mateos porque yo tenía prisa y tardaba en acercarme al final. Más tarde regresé al texto, fui quitando la paja y me encontré con casi nada. Y, más bien, con un fallido intento de hacer algo como periodismo literario. Empieza diciendo que en 2007 fue propuesto como corresponsal de Aristegui en Guadalajara. Nunca dirá el desenlace de ese trabajo. Lo que aclarará más adelante es que había trabajado con Ricardo Rocha y que con Aristegui sería “corresponsal exclusivo”, que sería director de noticias que encabezaría un grupo de reporteros del noticiero de la W. “Le urgía —dice, ufano, a Aristegui— un interlocutor con el que pudiera extenderse, profundizar, escarbar los detalles como a ella le gusta”.
Cuando le presentaron a Aristegui, durante la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, ella le preguntó: “¿Y cómo se dio la salida?” Y agregó: “¿Y qué opinas: renovación total?” Y el comentario que escribe el ahora memorista es: “Carmen se refería con esa interrogante a que si tenía contemplado despedir a todos los reporteros de W Guadalajara y contratar nuevos en cuanto asumiera el cargo”. Y abunda: “y es que, además de su corresponsal exclusivo, el trabajo que se me ofrecía implicaba ser el director de noticias, encabezar a los reporteros (o descabezarlos, como Carmen sugería), conducir el noticiario local de seis a siete de la mañana y hacer un programa de entrevistas de diez a once”.
Nótese que la frase “descabezarlos, como Carmen sugería”, está entre paréntesis. Quienes lo estaban contratando eran el director de noticias, Omar Sánchez de Tagle, el productor de la emisión de Aristegui, Daniel Alvarado, avalados por el director general de W Radio en esa época, Daniel Moreno, quien “confió en sus criterios”. Entre estas cinco personas, el tema “descabezar” lo adjudica a Aristegui, a nadie más.
A continuación, Rodolfo García Mateos cuenta que pensó en su novia, Yosmar, para el cargo de coordinadora de invitados. “Siempre es importante —dice— tener a alguien con porte, personalidad y elegancia que se mueva bien, consiga teléfonos, confirme entrevistas y reciba invitados.” Y sí, digo yo, coincido, “siempre”, “siempre”. Pero el recuerdo lleva doble intención, porque le permite hacer una caricatura de Aristegui, cuando se la presentó, “Carmen volteó a verla, ubicada a mi derecha” —prueba de buena memoria, reconozco—; “en ese momento las pupilas de sus ojos rojos se dilataron y resplandecieron, la sonrisa incrementó su sensualidad y, llena de energía, se dirigió a ella: ‘¿Y tú qué vas a hacer?’ ‘Coordinadora de invitados’ —se limitó a responder Yosmar con una sonrisa amplia, correspondiéndole a Carmen con entusiasmo equivalente.”
Como no tengo otro remedio que pensar en quien tengo más cerca, yo mismo, confieso que a mí me pasa lo mismo cuando me presentan a alguien, aunque ignoro si se me nota y si habrá quien lo recuerde. Una persona desconocida es una promesa de amistad futura. Excepto para un malévolo memorista, quizás celoso hasta del aire.
Otra observación. “Aristegui es muy dada a extenderse por más de una hora en un tema hasta desgranarlo por completo y aplazar los cortes”, cuenta García Mateos. Yo no la estaba vigilando, pero de los cientos de días que oí su noticiero de MVS, Aristegui interrumpió a la persona que con la que hablaba, en el estudio o por teléfono, incluso en llamadas de larga distancia, como con la corresponsal en Estados Unidos o alguno de los colaboradores. Pero García Mateos retuerce la estaca: “hasta que se juntan veinte o veinticinco minutos de puros comerciales al final”. Lo que escribe no es verdad, o por lo menos no era una constante.
Podemos juzgar la redacción del periodista García Mateos en el siguiente pasaje: El sueldo de Aristegui “no era por méritos personales estrictamente, sino porque en MVS tenían bien medido cuánto le generaba a la empresa su sola presencia y no podían darle menos, ni prescindir de ella si no querían disminuciones pecuniarias.” Bravo. No era “mérito personal” sino por “su sola presencia. Queda aclarado: la presencia de los seres humanos no debe ser considerado “mérito personal”, sino, supongo, mérito de nuestros progenitores.
Avanza, escribe, sigue escribiendo para estimular la memoria, Rodolfo García: “que ahora no se haga la sorprendida: desde entonces [2013, Aristegui] sabía perfectamente que los Vargas estaban hasta la coronilla de ella e intentaban mantener a raya lo más posible la línea editorial de MVS”. En caso de ser cierto, ¡vaya que se tomaron su tiempo! ¡Desde 2013 estaban hasta la coronilla!
“Ultimadamente por algo eligió Aristegui reventar la nota de la ‘Casa Blanca’ en su portal de internet un sábado por la mañana […] por algo dejó a MVS para el tercer día, en lugar de encumbrarlo en el mundo de la información como el medio que daba la nota bomba.”
La falla aquí parece cometida por un niño: por algo, por algo. Y cuando el adulto pregunta, ¿por qué, pues?, el niño sigue diciendo por algo. Es una sospecha y toda acción tiene una causa, un algo. Pero así no escriben los adultos, no se trata de adivinar, por algo.
El cronista Rodolfo sigue sus reflexiones frente a los lectores:
“entonces con mayor razón ella ya sabía”. Y, digo yo, Rodolfo, el escritor, ¿cómo sabe que sabía? Ya sabía “que su destino estaba marcado y el resto del tiempo fingió demencia, lo cual se traduce…” Ahora ya resultó traductor, aunque no aporta pruebas: “le mintió a sus seguidores, que le creen cada palabra”. Y aquí sí ya me asustó, quizás sea un inquisidor, o un diablo, porque no sé cómo sabe que los seguidores, que no simples radioescuchas, le creen cada palabra. Esto pasa siempre que alguien acusa a otro frente a un grupo, en los patios de recreo de las escuelas, en las calles, cuando hay un accidente, no le crean al otro, a mí sí, yo sí sé.
Hay más enredos en el texto de Rodolfo García. Destaca lo no dicho: trabajó con Carmen Aristegui y hoy la acusa. ¿Qué le pasó? ¿Fue maltratado por su “jefa”? Y destaca el orden de su escrito, más bien, el desorden, no hay una cronología que permita seguir la biografía de una y de otro, tampoco la de MVS.
Un lector de Replicante, Ángel Deveritas, escribió su opinión al final del texto de Rodolfo García, sirve como final feliz: “Creo que como muchas veces, el anecdotario carece de perspectiva. Muchas de las anécdotas se caen por sí mismas, otras son intrascendentes y la mayoría se pierden sin un importante análisis de lo político, una postura crítica de lo que son los medios y sin, como el autor lo reconoce, un conocimiento más profundo del personaje. Ha resultado decepcionante el manejo de este maravilloso portal sobre el tema... habiendo tanto de donde cortar, en, como se caracterizan, realizar un análisis más estructural del conflicto. Entiendo los esfuerzos por abordar el tema sobre la mitificación del personaje, pero en este momento y sobre este tema hay cosas de fondo mucho más importantes... considero, el tema ha dado luz sobre importantes problemáticas sobre los medios de comunicación, su sometimiento y el ejercicio periodístico. Sigo esperándolo, no abandonen a sus lectores.
25 de marzo de 2015