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lunes, 7 de mayo de 2012

CRISTIADA, OTRA PELÍCULA DE EU / JAIME VELÁZQUEZ

Confianza ciega del productor mexicano
En México decimos que cada médico tiene su librito cuando no coinciden los diagnósticos que dan sobre el mismo paciente. En EU los directores de cine parece que usan, sin faltar uno, el mismo librito, único, un manual que lleva por título: ¿cómo hacer una película?
            Cristiada es una película típica de Estados Unidos, género Western, western político, igual a las películas sobre emperadores romanos, o faraones egipcios. El manual va encaminado a un fin irrenunciable, recuperar de paso el dinero invertido, o sea que un público poco exigente se divierta, aunque el tema tratado sea para retorcerse las manos: primero va el espectáculo. No hay que inquietar a los espectadores con tramas complicadas. Así que vemos largas secuencias vistas antes en cientos de películas de EU: soldados contra indios, comisarios contra bandidos, soldados contra nazis.
            La historia es algo complicado, a menos que se ponga a los buenos de un lado y a los malos del otro, fórmula al alcance de un director  primerizo. La velocidad de las imágenes impide la reflexión, así que no hay que preocuparse. Al final los consabidos letreros informan que varios de los protagonistas beligerantes, los “buenos”, fueron considerados mártires por el Vaticano. Y los cadáveres de los soldados quedan sin sepultura, son extras que saben morir frente a las cámaras (caen de azoteas, de caballos, etc.). Así queda el cielo despejado, excepto, supongo, los que con el uniforme de los malos ayudaron a los “buenos” con armas robadas para la causa.
            En fin, espero que el público no sea inocente, a pesar de la información limitada.
            Creo que habría que pensar en sugerir a la UNESCO que se exija un control para las películas de tema histórico, que los guiones sean supervisados por historiadores conservadores y liberales (como si estuviéramos en el siglo XIX), es decir, de los bandos representados, para evitar que coincidan con la ideología de los productores, guionistas, directores, respetable pero parcial. Mientras eso ocurre podrían ponerse a la venta, junto a las palomias, libros confiables, en este caso, uno de Arnaldo Córdoba, La revolución en crisis. La aventura del maximato, y otro de Jean Meyer, La cristiada.
            En la película, el “héroe” es un general que sirvió a Victoriano Huerta. ¿Todos recuerdan que al general Huerta lo tenemos del lado de los malos por haber ordenado la muerte de Madero y que tuvo que salir derrotado (¿desterrado?) de México? Por cierto, ¿dónde estará enterrado Huerta?
Nos dicen en la película que ese “héroe” combatió a Emiliano Zapata. ¿Todos recuerdan que el campesino de Morelos quedó del lado de los buenos, aunque haya sido asesinado antes de saber si sería ganador o perdedor en la parte que le tocó de la revolución?
Y en la película el “héroe” es ubicado como un general huertista retirado que fabrica jabones, ateo, y que vuelve al servicio activo para dirigir a quienes se oponen (en 1926-29) al gobierno federal, con una esposa mal encarada y mandona.
            El general Plutarco Elías Calles, que fue Presidente de México, aparece en la película con “barba de chivo”, cuando es conocido por un gran bigote que era común en esos años, como si siguiera el Porfiriato.
            Los historiadores, los que anteponen sus convicciones ideológicas en sus escritos quisieran que los personajes públicos fueran fáciles de analizar. Juárez es y no es como lo describen. Seguro que Calles no fue como aparece en Cristeros. Así como tampoco es correcto el retrato del embajador de EU en la película, y ¿es exacto el silencio del Vaticano ante los asesinatos que cometían los cristeros?
            La estrategia que propone el ex general huertista es la de las guerrillas. Pero, ¿le queda claro al público la diferencia de los cristeros con, digamos, las FARC de Colombia hoy? Los guerrilleros cristeros (guapos) hablan de libertad y  al mismo tiempo de la voluntad de Dios. Además no se dan cifras: ¿cuántos cristeros murieron, cuántos soldados (“feos”)? Tampoco sabremos cómo pudieron volver a tratarse los mexicanos que pelearon en bandos opuestos. (¿El guionista vio El compadre Mendoza?)
            En fin. Esta película es ambigua, confusa, sin llegar a ser peligrosa, excepto para fanáticos (cuidado: una guerra civil puede empezar a la menor provocación), como no lo fue la película del padre Amaro. Lo desagradable es que no es respetado un relato histórico aceptable.
            (Un ejemplo. El Presidente de la República informa que hay un problema con los sacerdotes extranjeros en México. Uno de los sacerdotes que será fusilado está representado por un actor inglés anciano que no pronuncia bien el español y que llama Joselito a un niño, a quien de seguro sus papás llamaban Pepe, o Pepito. ¿Este era uno de los que hablaban a los feligreses de temas políticos? Al espectador no se le dan elementos para saberlo.)
            En fin. En la historia, Calles perdió el asunto de la defensa del petróleo frente al embajador de Estados Unidos por el asunto cristero (eso se ve  en la película). Pero Lázaro Cárdenas retomó la cuestión unos años después e hizo la expropiación que seguimos celebrando (eso no se agrega en la película, no es necesario, excepto para el público extranjero; nosotros lo sabemos y lo tenemos presente si caminamos por Ciudad Madero. 
Otro libro que recomendamos es Hollywood (1989), de Gore Vidal, una revelación de cómo las películas de EU cumplen la función de adoctrinar al público. En este caso lo que denuncia Vidal se refiere a la Segunda Guerra Mundial y la construcción de la imagen de los soldados héroes de Estados Unidos. El guionista y el director de Cristeros quizás no han leído la primera novela de Norman Mailer, Los desnudos y los muertos (1948): al desembarcar en Europa los soldados de EU son bombardeados y mueren. Algunos se orinan de miedo. ¿Por qué los soldados mexicanos aparecen en Cristiada como gente de relleno, sin un oficial (guapo o feo) encabezando las batallas, evitando las emboscadas?
Cristiada lleva el título en inglés de For Greater Glory, y es la primera película de Dean Wright. El guión es de Michel Love. Los bostezos sirven para medir la calidad de la película.

Agregado, 10 de Mayo
El general que se vuelve cabeza de grupos cristeros llora en dos ocasiones y su esposa lo trata mal: ¿es una manera artística de quitarle la dureza al personaje histórico? No puede evitar su machismo porque tiene dos hijas y quiere un hijo varón.
Una idea gratis. Que un productor de Estados Unidos contrate a Guillermo Arriaga y a Alejandro González Iñárritu para que escriba uno y filme el otro una nueva versión de Lo que el viento se llevó, con Salma Hayeck y uno de los Bichir como estrellas y guapos mexicanos en el papel de sureños que se ven obligados a dejar en libertad a sus esclavos y que se vuelven enojados contra Lincoln, al que finalmente matan en un teatro.

LOS FRANCESES VOTARON CONTRA SARKOZY

¡SE VA, SE VA!

Nicolas Sarkozy quitte la scène de la Mutualité, à Paris, le 6 mai 2012, après avoir prononcé son discours devant ses partisans. | Olivier Laban Mattéi/ Neus pour Le Monde.


Nicolas Sarkozy paraît décidé à quitter la politique
LE MONDE | 07.05.2012 à 13h32
Par Arnaud Leparmentier et Vanessa Schneider
Un nouvel âge politique pour la gauche ?
Le Monde.fr | 07.05.2012 à 13h02 • Mis à jour le 07.05.2012 à 13h04
Par Vincent Duclert, historien
La victoire de François Hollande met fin à vingt-quatre ans d'échec de la gauche aux élections présidentielles. Depuis 1958, seul François Mitterrand avait permis à la gauche, en 1981 et 1988, de l'emporter à ce type de suffrage où un homme, de préférence providentiel, rencontre la Nation comme le souhaitait le général de Gaulle avec la réforme constitutionnelle de 1962 instituant le suffrage universel pour l'élection présidentielle. Hors de la séquence mitterrandienne, et encore fut-elle incomplète puisqu'affectée par deux épisodes de cohabitation (1986-1988 et 1993-1995), la gauche accéda au pouvoir en 1997 grâce à la victoire aux législatives de la "gauche plurielle" de Lionel Jospin. Cette expérience de gouvernement globalement considérée comme réussie déboucha pourtant sur une défaite sans précédent du premier ministre quand il fut candidat à l'élection présidentielle. Le 21 avril 2002, battu par le leader du Front national, il ne put accéder au second tour même si le total des voix de gauche dépassait les résultats de 1995(42,88 contre 40,56 %).


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