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viernes, 17 de enero de 2014

OCTAVIO PAZ Y FABRIZIO MEJÍA MADRID

En el libro de retazos del periodista Fabrizio Mejía Madrid, Nación TV (Grijalbo, mayo 2013; 1ª. reimpr. julio 2013, 2ª. reimpr. septiembre 2013; el editor no anota el número de ejemplares) hay un error en la página 90, donde escribe que el periódico Excélsior  tenía al frente a Julio Scherer, Jorge Ibargüengoitia y Octavio Paz. El segundo “al frente” era Vicente Leñero. Ibargüengoitia colaboraba con artículos en las páginas editoriales. Leñero publicaría después Los periodistas (1978), un libro testimonial, con apariencia de novela, formalmente muy diferente del libro de Mejía Madrid, quien subtituló su libro: “La novela de Televisa”.
            Hay otras referencias a Octavio Paz en el libro de Mejía Madrid, quien trabajó en el noticiero 24 Horas, repudiado por quienes también evitan la programación de Televisa. Según el autor, Paz se enojó en 1986 por un cartel con su cara que Televisa mostró en pantalla junto al profesor Memelovsky, del programa infantil Odisea Burbujas. No obstante, cuando los restos del señor Azcárraga Milmo estuvieron en la basílica de Guadalupe, Paz “hizo acto de presencia en el funeral”, “en silla de ruedas”, rememora Mejía Madrid.
            En la página 69, el periodista describe una reunión de Azcárraga Milmo con Agustín Barrios Gómez, “antes comentarista de los noticieros de Televisa”, y el poeta Octavio Paz, a bordo de una limusina, “un Cadillac Fleetwood blindado, con vidrios antibalas, con un motor turbo”, en Estados Unidos.
            También el nombre de Juan José Arreola aparece, en la página 115, como “escritor asignado” para “culturizar” al señor Ramón Aguirre, en 1986 regente de la ciudad de México.
            Cada vez más los periodistas reúnen escritos sobre uno o más temas, suyos o de colegas, en “libros de crónicas”, y así evitan la desaparición de artículos que se pierden cuando quedan en los periódicos o revistas de origen. Lo cual es de agradecer. Por la cantidad de información que existe sobre Televisa, su pasado y su presente, los escritores tienen que hacer resúmenes de algunos asuntos muy sonados, lo que vuelve el texto resultante reiterativo en parte y escaso en general.

            A pesar del subtítulo abusivo de “novela”, el editor anuncia el libro en la contraportada como “historia de medio siglo de televisión” en México. Y exagera cuando asegura que está “narrada con agilidad punzante”, cuando lo que vemos es que se trata de la prosa periodística al uso en esta época.