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sábado, 12 de noviembre de 2011

LOS NOVENTA DE LA SEP

En la última emisión por el canal 22 del programa El libro y los lectores, conmemoración de los 90 años de la Secretaría de Educación Pública, el viernes 11 de noviembre, vimos conversar a Ángeles Mastretta, Héctor Abad Faciolince, colombiano, Alberto Barrera Tyszka, venezolano, y Javier Velasco. El moderador fue Joaquín Diez-Canedo.
     Hubo precisiones respecto a lo que habían conversado antes de sentarse frente a las cámaras y poca discusión, a pesar de pequeños desacuerdos. Es lo que pasa cuando se pone la amistad por delante. Excesiva cordialidad.
     Mastretta, adusta todo el tiempo, trató de empezar con algunas frases acerca de ser mujer pero sus palabras cayeron en el vacío. Vestida con saco y pantalón, me recordó a la baronesa Dudevant, Aurore Dupin, que firmaba sus libros con seudónimo masculino. ¡Qué poco tiempo ha pasado! En diferentes momentos la narradora se refirió a los momentos en que ha estado cerca de los lectores, al firmar libros en presentaciones especiales.
     Los comentarios de Javier Velasco fueron atinados cuando comparó los precios en el mercado de libros de papel y electrónicos. Sin nadie que le hiciera eco, se puso a hablar de sí mismo, de su infancia, de su padre. Dijo que los editores pagan 10% a los autores. No completó la idea y no dijo si sobre el costo, el  precio de lista o el de venta, aunque se refirió a todo lo que tiene que ocurrir para que los libros puedan estar en las librerías. Con el libro electrónico los precios bajan (y está el peligro de los piratas) y no me quedó claro cómo se va a administrar el negocio y cuánto va a aumentar el pago de los escritores.
     Algo curioso: los lectores pueden intervenir en los libros electrónico, borrar o cambiar palabras y pasajes completos. La impresión que tiene Velasco de que el libro es como la rueca (una máquina entrañable pero obsoleta) dejó en el aire la cuestión de cuánto más va a subsistir el libro de papel.
     Alberto Barrera aseguró que no ha leído libros en computadora, ipad o lo que haya que no sea el querido libro de papel. Dijo que la literatura pierde espacio, que es un placer inútil y cada vez más difícil. Reconoció que Internet ha traído más democracia.
     Héctor Abad fue condescenciente, bonachón. Reconoció que la abundancia de libros en la red produce menos lecturas. Fue útil que afirmara que la gente que no lee produce pena y conmiseración.
     Ninguno profundizó en análisis necesarios ni se atrevió a sugerir posibles soluciones.

Lo mejor del programa para mí fue la mención que hizo Abad de un escritor brasileño desconocido para mí: José Bento Monteiro Lobato (1882-1948). Abogado, fundador de la Revista Do Brasil en 1919 en quiebra seis años después, trabajó en Nueva York y fue opositor de Getulio Vargas, por lo que vivió exiliado en Buenos Aires.
     De http://www.biografiasyvidas.com/biografia/m/monteiro_lobato.htm copio lo siguiente: "Se opuso con vehemencia a la introducción en la cultura brasileña de las formas del vanguardismo europeo".
     Títulos de los libros infantiles que pudo haber leído de niño Héctor Abad: Reinacoes de Narizinho (1921), Nazarinho arrebitado (1921), As cacadas de Pedrinho (1933), Historia del mundo para niños (1933), La granja del picatroncos amarillo (1939).
     He aquí un buen trabajo para traductores y editores.