Vistas de página en total

domingo, 29 de abril de 2012

DÍA INTERNACIONAL DE LA DANZA / JAIME VELÁZQUEZ

Un domingo de regocijo en el puerto de Veracruz. Un domingo para recordar, como si todo mundo se hubiera puesto a bailar en las calles, como si se tratara del más regocijado carnaval posible, sin convocatoria, sin hileras de asientos. Hubo este día en la ciudad una atmósfera de música y baile: una mezcla de arte y sonrisas.

Una mujer de setenta y seis años mira la foto de cuando tenía cuatro, tomada y conservada desde hace setenta y dos años. Esa mujer, sonriente, posó hoy para una foto conmemorativa frente un libro que fue presentado a mediodía en el Teatro Clavijero de la ciudad de Veracruz. En la portada de ese libro, la foto de esta mujer, a la edad de cuatro años, practica un paso de danza clásica. Así que en la nueva foto, un puente que une el pasado con el presente, vemos a aquella niña y a una mujer que supo guardar vivos sus recuerdos y que mantiene el mismo entusiasmo por el ballet clásico.

El libro, publicado por el Ayuntamiento de la ciudad, recoge fotos, anécdotas, fechas, lugares, profesores, anhelos. Es un libro de historia elaborado por bailarinas y un bailarín que son además maestros de ballet clásico en la ciudad. El siglo XX que se encabalga con el XXI en homenaje a una disciplina artística, vaya, exigente, y a las personas que la hicieron posible. En la foto que desde hoy tengo en mi memoria he agragado a los papás que llevaron a esa niña a clases de ballet, al fotógrafo, la casa y el cajón o caja donde estuvo guardada esa foto para que hoy fuera publicada, con otras que aparecen multiplicadas en el libro.

Así empezó una gala de ballet clásico en el Teatro Clavijero, con una celebración de la memoria empeñada en conservar las hazañas de otros años. Y un gran impulso para el día de mañana, cuando los despistados se enteren que hoy, gracias al entusiasmo de unos, pudimos imaginar que todos los habitantes de la ciudad bailaban, como si fuera el mejor día del mejor carnaval.

Y van aplausos para los que trabajaban en la UNESCO, que en 1982 tuvieron esta magnífica idea.