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miércoles, 2 de julio de 2014

CULTURA: EL PÚBLICO

En la promoción de la literatura los costos son altos y las instituciones no se preocupan por comercializar, gastan un presupuesto anual. Pongo aquí el ejemplo de un amigo que invitó el IVEC hace más de veinte años. Llegó de Guadalajara en avión, lo llevé en mi coche a Xalapa donde habló en la Facultad de Letras. Algo hizo también en la ciudad de Veracruz. Creo estuvo en el hotel Prendes, que todavía era útil. Le di el dinero que le reponía el instituto, lo de un boleto de ADO. Él esperaba lo del avión. Le dije que no, que me hubiera avisado. En fin, perdí su amistad y él se quedó con una deuda.
¿Cuánto cuesta una conferencia? (¿y cómo valuar su utilidad años entonces o después en la mente de los que la reciben). Si es alguien de fuera hay que pagarle transporte, alojamiento, alimentación. ¿Cuánto se ahorra el público? Depende del número de personas que asisten, quienes además invierten tiempo, gasolina o taxis, estacionamiento o “parquímetro” (que yo llamaría alcancía callejera; cierra la boca a las ocho de la noche). Hay que sumar cenas y bebidas si se quedan a platicar en algún restaurant o bar. Digamos que la institución gastó dos mil pesos y que hubo veinte personas: son cien pesos por persona. Si hubo diez personas, son doscientos pesos. Pero hay que agregar gastos de publicidad, de invitaciones (impresión y reparto), de programas (que no se estila). Tendríamos que saber cuánto ganan mensualmente los empleados que participan, desde que se reunieron a decidir, llamadas telefónicas, atenciones para el invitado, y dividirlo por el tiempo utilizado. Y hay más gastos que considerar: los de los reporteros de la fuente, que van en otra cuenta.
Convendría hacer una encuesta para saber si a esas diez o veinte personas les interesaba realmente ver al conferenciante (podía haber hablado desde donde vive en una pantalla; así divulgaron una conferencia de Carlos Fuentes en Xalapa, a través del sistema de videoconferencias de la Universidad Veracruzana).
La oferta cultural carece de medios de difusión comerciales. Una persona famosa promovida por la televisión vende, aunque hay que poner carteles en postes y árboles por vastas zonas de la ciudad. Escritores cultos y comerciales, como el mismo Fuentes o Elena Poniatowska, consiguen más audiencias (funciona la comunicación de persona a persona) pero aumenta el costo (para ellos sí hay avión), hay que dividir entre más concurrentes, incluido un público “de altura”, como gobernantes (un alcalde) o dirigentes culturales (un rector o vicerrector).
Un visitante de lujo reciente en la USBI UV fue Fernando Savater. Habló menos de una hora frente a ¿quinientos? alumnos (ignoro cómo fueron convocados, ¿de verdad todos sabían quién era este escritor?) y ciudadanos.
Volvamos al presente, junio de 2014. El día 12 dio una conferencia Manuel Sol Tlachi, especialista en Díaz Mirón. Vino de Xalapa. Pasó la noche en el puerto. ¿Costo? ¿Número de concurrentes?
En la presentación del jueves 26 en la USBI UV hubo vino, refrescos, hielo, “bocadillos” (caros, deliciosos), vasos y platos desechables, servilletas (propina al muchacho que sirvió). ¿Costo entre concurrentes? (*) Ese día en el CEVART hubo café. Uno de los conferencistas, Horacio Guadarrama, vino de Xalapa. Los fotógrafos apuntan al público pero no las difunden. Al día siguiente, viernes 27, el poeta Mijail Lamas habló de su libro allí mismo. Me enteré al día siguiente.
Un grupo de escritores hizo varias sesiones de lectura en las semanas recientes, en las que el público fueron las personas invitadas a leer a lo largo de más de tres horas.
En la galería Casa Principal el sábado 28 a mediodía estuvo un escritor tabasqueño. Imposible asistir a esa hora, todavía laboral para muchos.
Queda mucho por decir, por lo pronto dejemos algunos temas por descifrar: la ciudad de Veracruz es una plaza apetecible, que luce bien en el currículum de poetas y artistas; el presentado responde a la llamada de la fama y se siente único; comprar el libro promovido es un buen motivo para asistir, porque si no es de la mano del autor difícilmente se encontrará después en librerías; el público siente que lleva un conocimiento nuevo e invaluable; uno va a platicar con la gente conocida, si no ¿a qué va?, no piensa comprar ese libro. Los gestores culturales se sienten satisfechos por el deber cumplido, ofrecen cultura a la población y usan el presupuesto disponible. Mañana será otro día.


*Cálculo conservador de dinero invertido: $300.00 por cada uno de los autores del libro, que son ocho. Uno faltó, y si no cooperó, la cantidad sube a $350.00 por persona.

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