No fue buena idea
hacer una fiesta de cumpleaños para un escritor que no iba a asistir. Tampoco
estuvo en su fiesta de hace diez años. Lamento que no haya estado entre los
escritores reunidos en el Colegio Nacional ayer y espero que se encuentre bien
de salud, que haya sido ese capricho suyo de rehuir a la gente que lo aprecia,
nada más. Me hubiera gustado verlo, pues hace casi treinta años que lo vi y que
hablé con él. Y pensé en Germán List Arzubide, que cumplió cien años en 1998
(poblano en el DF) y que un año antes había sido reconocido por el gobierno
federal con el Premio Nacional de Lingüística y Literatura. Estaba allí, en el
lugar de la ceremonia, cuando alguien entró empujando una silla de ruedas donde
estaba Octavio Paz, irreconocible por la edad y quizás por alguna enfermedad. List
y Paz murieron al año siguiente, en 1998, pero List nació en 1998 y Paz en
1914. Y llega la noticia del suicidio de Marco Fonz en Viña del Mar, ocurrido
el miércoles. Otro ausente en la lectura que harán sus amigos en el centro
histórico de la capital mexicana.