El ruido que habrá este año por varios centenarios de nacimiento de escritores puede desviar nuestra atención de autores que son relevantes en la corriente de la literatura en español de la segunda mitad del siglo xx. Y hay libros que los lectores de hoy no recuerdan o no conocen. Proponemos la búsqueda, en bibliotecas o mercados de segunda mano, de libros que estuvieron al alcance de los lectores. Una primera edición vale hoy más que en el tiempo su publicación. Y sólo los coleccionistas saben su precio actual, sólo algunos lectores recuerdan lo que dijo Huerta en 1965. El dibujo de la portada es un autorretrato del poeta.
Aquellas conferencias, aquellas charlas
Instituto Cultural
Hispano Mexicano, 1965.
Prólogo de Mónica
Mansour
Textos de Humanidades
35
Difusión cultural,
UNAM, 1983, 113 págs.
Citas de Efraín
Huerta en el prólogo de Mónica Mansour
“En México, el
paisaje es ordenado, sereno, quieto, amplio, libre, y el hombre es todo lo
contrario.”
“México es el caos
más equilibrado que existe.”
“… el poeta es un
héroe intelectual que anda partiendo y dividiendo el mundo en imágenes,
desnudando su alma a los cuatro vientos de la censura y de la crítica…”
“Con toda la
irresponsabilidad de que entonces comenzaba yo a ser capaz”
“Cuando hablo de
‘chismes’ (…) me refiero a las anécdotas divertidas e indignantes pero que
nunca se acercan a ese límite [el de la morbosidad]: se quedan dentro del mundo
literario”.
“La obra de creación, como el amor, es una cosa muy compleja. En esta lectura se ha escuchado más historia y más anécdota que crítica. Todo ha sido deliberado.”
Las charlas “casi
dejaron de lado por completo a la poesía. Huerta, con ‘el espíritu de
ropavejero que [lo] anima’, va recogiendo por las distintas calles de la ciudad,
‘las callejuelas, calles, avenidas, bulevares y anillos periféricos del
infierno de nuestra admirable y riquísima literatura…’.”
Mónica Mansur comenta y glosa:
“Chismes tan sabrosos de pleitos, polémicas, amistades y enemistades”, que “nunca van solos”: “como si nada, de pasadita, están las fechas de publicación, de creación y funcionamiento de editoriales, de posibilidades y dificultades de aquel ‘medio literario’, y no tan de pasadita, también juntito a los chismes y a la erudición y exactitud de minucias, Efraín siempre toma partido”.
La prologuista también adelanta que Efraín Huerta abarcó temas de la literatura en México entre los
años 1928 y 1965, y que el poeta se quejó de ‘lo académico’ en la crítica
literaria porque ‘distorsiona la imagen, trunca una realidad cercana; marca,
señala, sella, encasilla’. De acuerdo y no -dice Mansour-. Porque después de todo, depende del
color del cristal... Todos estos textos que aquí se presentan son de un color
reluciente de erudición, precisión, exactitud y todo lo que se puede permitir
la buena memoria respecto de ‘la formidable literatura de nuestro, a pesar de
todo, amadísimo país; pero llevan una corbata en varias combinaciones del arcoiris:
humor, amenidad, fluidez, justicia.”
Transcribimos un ejemplo, página 47, de lo que Huerta compartió con los asistentes al Instituto Cultural Hispano Mexicano:
“En tiempos estos de un ‘vanguardismo’ asesino del arte y
conculcador incoherente de la belleza –literatura de paranoicos y erotómanos–
florecen todavía rosas grávidas de color y de perfume.”
Semejante cosa no la escribió
Francisco Zendejas, ni don Francisco Monterde –tan respetable, este último–; ni
fue escrita ayer u hoy en la mañana. La verdad es que fue escrita por don Pedro
Gringoire hace por lo menos treinta años, cuando llegó a sus manos, desde
España, el libro Horas de Burgos, del
maestro Alfonso Reyes.
Pero si la nota habla de paranoia y
erotomanía, de ‘vanguardismo’, de asesinos del arte y de conculcadores de la
belleza, ¿por qué no pudo haber sido escrita hoy en la mañana, ayer por la
tarde o hace diez minutos? Siempre tendrán los poetas un cíclope enfrente,
dispuesto a chillarles, a acuchillarlos, a pretender someterlos al orden –al
orden establecido, naturalmente, no al orden prodigiosamente desordenado que
busca el poeta.