El comentario del poeta Péreztejada dice: " ¿Cuáles son los poemas escritos en Ceilán? ¿En qué libro? Los poemas de Residencia en la tierra, su lado surrealista y no tan repetido por sus lectores aparecen en la película Hay veces que me canso de ser hombre. Hay dos versiones musicalizadas, una de ellas cantada por Bosé!!!, otra por Angela Adónica."
Respuesta: Entre las páginas 128 y 141 de Confieso que he vivido (Seix Barral, 1974), Pablo Neruda recordó su estancia en Ceilán, en 1929.
"Había casi terminado de escribir el primer volumen de Residencia en la tierra", escribió, al tiempo que calificaba esa época como "la más solitaria de mi vida".
Neruda vivió en Wellawatha, un suburbio junto al mar. También se refirió a Colombo y a los ingleses, entre ellos a Leonard Woolf, quien no obedeció órdenes militares y fue regresado a Inglaterra, donde escribió A village in the jungle: "obra maestra de la verdadera vida", según Neruda.
Ahora, ¿cómo llegó a Ceilán? La salida de Chile la contó en las páginas 92-94.
"La vida cultural de nuestros países en los años 20 dependía exclusivamente de Europa, salvo contadas y heroicas excepciones..."
"...apenas tuve un rudimento de fama juvenil, todo el mundo me preguntaba en la calle: 'Pero, ¿qué hace usted aquí? Usted debe irse a París'."
Después de dos años de visitas a una oficina del Ministerio de Relaciones Exteriores, Neruda encontró a un amigo, de la familia Bianchi, quien lo llevó con el Ministro. En junio de 1927 salió hacia Buenos Aires, en compañía de un amigo, de nombre Álvaro. Antes de irse a Rangoon pasó por París, donde conoció a César Vallejo.
De allí al poema "Tango del viudo" (1931) y al último de la segunda parte de Residencia en la tierra, "Josie Bliss" (1935), todo fue una especie de exilio, con fines formativos, lejos de Chile y de París. Llama a la birmana Josie Bliss "terrorista amorosa".
Residencia en la tierra (1a. ed., 1944; 4a. ed., 1969), en Editorial Losada en la serie Poetas de Ayer y Hoy, lleva las fechas 1925-1935. En la cuarta de forros se menciona el exhaustivo trabajo de Amado Alonso, quien estudió en Harvard el libro de Neruda, en Poesía y estilo de Pablo Neruda. Interpretación de una poesía hermética, un libro recomendable para cursos de enseñanza de la escritura de poemas.
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jueves, 3 de noviembre de 2011
VÍCTOR GARDUÑO, CUENTISTA
Ayer a las diez de la noche vimos a través de http://www.televisiónyucateca.com/ una entrevista con Víctor Garduño, al que presentaron como el cuentista más importante de Yucatán. El motivo fue la nueva edición de su libro Los otros misterios, publicado por el Instituto de Cultura de Yucatán.
Diana Castillo y Carlos Peniche llevaron adelante el programa. Destacamos algunas partes, ya que puede verse el próximo sábado a las 20:30 horas.
Víctor Garduño habló de cómo en su infancia escritos de su padre, cartas y poemas, lo movieron y conoció el deseo de escribir un libro. Garduño considera que el cuento tiene supremacía sobre otros géneros literarios, que por su intensidad debe ser considerado a la altura de la poesía, por lo que subrayamos una idea muy aceptable: que cada cuento es una obra independiente y que cada cuento puede ser un libro.
Profesor en la Escuela de Escritores de Yucatán, deudor de Rulfo, Arreola, Borges y Cortázar, asistió a un taller en la universidad. Para ingresar tuvo que presentar un cuento, que fue aceptado. Allí permaneció ocho años, desde 1984. Un compañero y él decidieron irse cuando aceptaron que sus habilidades ahuyentaban a los nuevos. Siguió una etapa en la que estuvo en el taller de Agustín Monsreal.
Lo que aprendió fue que los maestros deben ser exigentes, que en los talleres deben evitarse los elogios pues el progreso consiste en mejorar cuando se enmiendan los errores. Rechaza por supuesto que haya algo como la inspiración.
Su recomendación para los escritores noveles es que lean cuentos y que vivan del cuento, para el cuento.
Mencionó como una lectura necesaria y estimulante el cuento de Cocteau, "El gesto de la muerte".
Considera importante la ambientación y el tema. En su caso, el motor es la realidad que no vemos, para que se de un complemento al escribir; la clave es aprender a ver las existencias falsas.
Ahora se encuentra lidiando con la escritura de una novela.
Diana Castillo y Carlos Peniche llevaron adelante el programa. Destacamos algunas partes, ya que puede verse el próximo sábado a las 20:30 horas.
Víctor Garduño habló de cómo en su infancia escritos de su padre, cartas y poemas, lo movieron y conoció el deseo de escribir un libro. Garduño considera que el cuento tiene supremacía sobre otros géneros literarios, que por su intensidad debe ser considerado a la altura de la poesía, por lo que subrayamos una idea muy aceptable: que cada cuento es una obra independiente y que cada cuento puede ser un libro.
Profesor en la Escuela de Escritores de Yucatán, deudor de Rulfo, Arreola, Borges y Cortázar, asistió a un taller en la universidad. Para ingresar tuvo que presentar un cuento, que fue aceptado. Allí permaneció ocho años, desde 1984. Un compañero y él decidieron irse cuando aceptaron que sus habilidades ahuyentaban a los nuevos. Siguió una etapa en la que estuvo en el taller de Agustín Monsreal.
Lo que aprendió fue que los maestros deben ser exigentes, que en los talleres deben evitarse los elogios pues el progreso consiste en mejorar cuando se enmiendan los errores. Rechaza por supuesto que haya algo como la inspiración.
Su recomendación para los escritores noveles es que lean cuentos y que vivan del cuento, para el cuento.
Mencionó como una lectura necesaria y estimulante el cuento de Cocteau, "El gesto de la muerte".
Considera importante la ambientación y el tema. En su caso, el motor es la realidad que no vemos, para que se de un complemento al escribir; la clave es aprender a ver las existencias falsas.
Ahora se encuentra lidiando con la escritura de una novela.
SPIDER-MAN Y ENRIQUE KRAUZE
Los intelectuales de derecha son reconocibles por el desdén con que tratan el mundo que los rodea. Ven una extensa tierra de nadie frente a ellos y comienzan a predicar. Agradecen estirando la mano para recibir monedas de lástima. No son muchos porque los intelectuales que se respetan quedan siempre a su izquierda.
En una edición reciente de la revista Proceso fueron publicadas unas partes del libro que Enrique Krauze escribió sobre quien fuera su jefe, Octavio Paz. Fue impreciso y descuidado al describir el lugar donde estuvo la revista Vuelta en algún momento de su trayectoria. No seguí leyendo. No supe si contó algo de la prosperidad que le sobrevino a la revista, cuando se cambió a unas oficinas de lujo en un edificio en Periférico Sur y la avenida que sube a San Jerónimo y San Bernabé, a un lado del Pedregal de San Ángel, debida a los tratos con dirigentes del PAN.
El 30 de octubre, Armando Bartra reprobó un libro reciente de Krauze y recodó una frase que dio titulo a una de las portadas de Vuelta: democracia sin adjetivos. Hubo otras frases en esos años que buscaban conmover a los lectores, como la que anunciaba el fin del PRI. El entonces subdirector de la revista, Krauze, llamaba a esta estrategia dar un campanazo, en tiempos previstos, parte de una campaña.
A lo largo de la vida pública ha habido "historiadores" al servicio de "versiones" de la realidad, detrás de las cuales se acomodan patrones diversos, que provienen de un lado u otro de aspiraciones políticas reconocibles.
Enrique Krauze es una de esas anomalías en la cultura mexicana. Ha habido otros, que el tiempo ya se tragó, completos.
Tener amistad con condiscípulos con idearios contrarios a los de Krauze ha influido en ese afán que señaló Bartra en su artículo: Krauze busca interlocutores, los provoca, para no quedarse hablando solo.
Entonces busca a sus oponentes, como un espía infiltrado. Recuerdo que publicó una crítica contra Carlos Fuentes en una revista de Estados Unidos que dio como resultado el distanciamiento entre Fuentes y Paz. Así fue acomodándose como El heredero único. Un error de cálculo: Paz representa mucho más que lo que pueda haber visto su último escudero, parte de sus anomalías visibles.
En la discusión que sostuvieron hace lustros Carlos Monsiváis y Paz en las páginas de Proceso, Paz se portaba como un auténtico Mesías (releer La Regenta, y su personaje don Álvaro Mesía). Entrar en disputas públicas le convenía, acrecentaba su fama. Y lo mismo hace Krauze.
Un caso parecido es el de Jorge G. Castañeda, hijo de un diplomático como lo fue Paz en la época de un PRI abarcador. Con Miguel Alemán en la presidencia cabían gentes de derecha y de izquierda en el gobierno, no había datos indudables que los distinguieran. Poco a poco Paz fue distanciándose del PRI, aunque todavía saludó a Luis Echeverría, y cuando dio el campanazo de su renuncia a la embajada de la India, todo mundo entendió mal su desplante, pues pareció gente si no de izquierda, por lo menos progresista.
Total, dejé en su lugar el ejemplar de Proceso y me puse a ver un ejemplar de Spider-Man, que anunciaba el preludio de la muerte del héroe, atacado por siete malvados. Por cierto, la portada no tenía nada que ver con lo contado en el interior, que es como el preludio del preludio (número 19 de Ultimate). No me importó porque los trazos y colores de estos trabajadores de Marvel USA son insuperables.
En una edición reciente de la revista Proceso fueron publicadas unas partes del libro que Enrique Krauze escribió sobre quien fuera su jefe, Octavio Paz. Fue impreciso y descuidado al describir el lugar donde estuvo la revista Vuelta en algún momento de su trayectoria. No seguí leyendo. No supe si contó algo de la prosperidad que le sobrevino a la revista, cuando se cambió a unas oficinas de lujo en un edificio en Periférico Sur y la avenida que sube a San Jerónimo y San Bernabé, a un lado del Pedregal de San Ángel, debida a los tratos con dirigentes del PAN.
El 30 de octubre, Armando Bartra reprobó un libro reciente de Krauze y recodó una frase que dio titulo a una de las portadas de Vuelta: democracia sin adjetivos. Hubo otras frases en esos años que buscaban conmover a los lectores, como la que anunciaba el fin del PRI. El entonces subdirector de la revista, Krauze, llamaba a esta estrategia dar un campanazo, en tiempos previstos, parte de una campaña.
A lo largo de la vida pública ha habido "historiadores" al servicio de "versiones" de la realidad, detrás de las cuales se acomodan patrones diversos, que provienen de un lado u otro de aspiraciones políticas reconocibles.
Enrique Krauze es una de esas anomalías en la cultura mexicana. Ha habido otros, que el tiempo ya se tragó, completos.
Tener amistad con condiscípulos con idearios contrarios a los de Krauze ha influido en ese afán que señaló Bartra en su artículo: Krauze busca interlocutores, los provoca, para no quedarse hablando solo.
Entonces busca a sus oponentes, como un espía infiltrado. Recuerdo que publicó una crítica contra Carlos Fuentes en una revista de Estados Unidos que dio como resultado el distanciamiento entre Fuentes y Paz. Así fue acomodándose como El heredero único. Un error de cálculo: Paz representa mucho más que lo que pueda haber visto su último escudero, parte de sus anomalías visibles.
En la discusión que sostuvieron hace lustros Carlos Monsiváis y Paz en las páginas de Proceso, Paz se portaba como un auténtico Mesías (releer La Regenta, y su personaje don Álvaro Mesía). Entrar en disputas públicas le convenía, acrecentaba su fama. Y lo mismo hace Krauze.
Un caso parecido es el de Jorge G. Castañeda, hijo de un diplomático como lo fue Paz en la época de un PRI abarcador. Con Miguel Alemán en la presidencia cabían gentes de derecha y de izquierda en el gobierno, no había datos indudables que los distinguieran. Poco a poco Paz fue distanciándose del PRI, aunque todavía saludó a Luis Echeverría, y cuando dio el campanazo de su renuncia a la embajada de la India, todo mundo entendió mal su desplante, pues pareció gente si no de izquierda, por lo menos progresista.
Total, dejé en su lugar el ejemplar de Proceso y me puse a ver un ejemplar de Spider-Man, que anunciaba el preludio de la muerte del héroe, atacado por siete malvados. Por cierto, la portada no tenía nada que ver con lo contado en el interior, que es como el preludio del preludio (número 19 de Ultimate). No me importó porque los trazos y colores de estos trabajadores de Marvel USA son insuperables.
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