Cientos
de veces
El
oficio de escribir en muchas ocasiones es más que poesía… porque nos da poesía…
Cientos de veces recopila la historia de una poeta, Maliyel
Beverido, acta de que su compromiso con las letras ha sido continuo. Cuando me
llegó el libro y lo fui leyendo con calma, me fue llevando a distintos
terrenos, sobre todo a la mente en sí, no sólo a la consciencia de
los estados y las emociones sino a la
trascendencia de cómo afectamos a los otros, como los acompañamos o nos
acompañan a través de la historia.
De
Sámago nos dice:
“Escribo
para mover el aire
demasiado
quieto está…”
El
momento de inspiración en un poeta es muy breve; sin disciplina, muchos versos
se quedan en la mente del escritor, en las calles cuando estamos caminando. La
vida es una continua lucha, para muchos interminable, para una poeta es mejor
contemplar, participar que quedarse en la pecera… Y en ese continuo debate, que
es el diario vivir, puede haber tantos amores como ideas… La palabra es amor,
cuando quiere, puede ser un amor demorado cuando la poeta medita en el epílogo:
“Y se
encuentra…
rebuscada…”
Porque
el lenguaje es amplio, tan amplio que puede haber silencios y Maliyel los busca
sin
importar como tomen la palabra. El amor se expresa segura en su desobediencia.
Vacila
entre el fuego y el frío pero no deja de construir, explora la importancia de
la memoria, de la imagen atrapada, en la herencia de su padre.
Beverido
explora en el tiempo, para qué
preocuparse por la muerte, si su poesía siente en la oscuridad.
Leo
algunos versos:
“Hay
luces encendidas para nadie
en la
casa y el cuerpo que la habitan”
El
amor, reflejo de uno mismo, sin cursilerías, está presente en el poemario Cientos de veces. El amor, resistencia a
todas las inclemencias en el mundo. Conectarse al amor es conectarse a sí mismo
y no necesariamente necesitamos al otro sino que nos conectamos en el otro.
Explorando
los estados de ánimo, nos lleva a la tristeza, aquella escondida en la
naturaleza, en la noche. Uno imagina su casa, al leer los versos, la casa llena
de objetos, oliendo a arte, descubriendo que el café negro no le gusta. Reinventa
la historia de la cotidianidad, donde el amor es vestido tantas veces que
olvidamos lo negativo, lo sepultamos en las horas.
Cientos de veces nos presenta también “Elementos dispersos”, donde
recuperamos la voz, el aliento a través del fuego plasmado por Maliyel. Ahí los
poemas tienen títulos, recuperamos los gestos de las diversas caras de la historia,
ahí los demonios tienen las distancias puestas, por ello Maliyel ve al mar con
sed, dibuja los años de su hijo, retrata con exactitud la admiración que el
mundo tiene ante la juventud, los instantes de precisión que pueden fugarse al
año siguiente.
¿Podremos
comprender algún día el misterio de la vida y la muerte? Los filósofos nos
inundan con respuestas, pero hay gente común, leída o no, que son filósofos y
la poeta lo sabe porque recoge de algún modo sus sentimientos.
El
poemario “Otro viaje a Ítaca” está lleno de objetos, del mar que se traga las
botellas, es un viaje donde las piezas se iluminan, porque todo despojo tiene
derecho a un pasado, dice la poeta, octubre está presente en el alba y en el café.
Mientras,
“Poemas del grimorio” está lleno de
preguntas donde una hechicera contempla una flor donde descubre el talento y
dedicación del aprendiz. Aprende lo que Edgar Morín escribió sobre el estado
poético…
El
estado poético lleva en sí la cualidad de la vida; por tanto, la cualidad
estética que puede sentir hasta maravillarse ante el espectáculo de la
naturaleza, una puesta de sol, el vuelo de una libélula, ante una mirada, un
rostro, ante una obra de arte… Lleva en sí la experiencia de lo sagrado y la
adoración, no en el culto a un Dios, sino en el amor a la efímera belleza.
Lleva en sí la participación en el misterio del mundo.
La
constelación responde, Orión desnuda las palabras en el presente, en el ahora,
con el aire enrarecido de la página, donde una naturaleza protege con coartadas,
en que la tierra mira fijamente a la poeta y se abre paso entre sus huesos, a
sus poemas más actuales… busca las inciertas huellas donde son dibujados.
Cientos
de veces se nos nublan los ojos, sonríes solapado, tengo una imagen del día,
cientos de veces, de manera sencilla… el
mundo se escapa y es atrapado en
verso.