Modelo de Hospitalidad
Una casa para
vacacionar, en medio de la verde campiña, puede encerrar numerosos secretos de
la vida campestre y de las costumbres que forman parte del origen de la cultura
italiana.
En la Italia de los años sesenta nacen las primeras manifestaciones del
tipo de hospitalidad que ahora se conoce como agriturismo. A los huéspedes viene propuesta la experiencia de una
forma de vivir sencilla y al mismo tiempo fascinante. Los “canceles abiertos” a
los curiosos de la agricultura fueron ocasión para proponer las “jornadas
verdes”, constituyendo al mismo tiempo una oportunidad de desarrollo para la
empresa agrícola. En 2001 el número de estos establecimientos superó la meta de
diez mil.
El éxito del agriturismo se encuentra cada vez más relacionado con la
calidad y la excelencia selectiva y ha consolidado una clientela fiel y apasionada.
Hoy en día las estructuras de campiña se encuentran completamente equipadas y
se valen de una amplia variedad de formas para ofrecer confort y relajamiento
sin dejar de lado la parte fundamental: un servicio basado en “lo natural” y en
la participación activa del visitante.
Entre las paredes de piedra y los techos con trabes de madera de los
casolares que parecen extensiones de las mismas colinas, como si estuvieran ahí
desde siempre, los agriturismos lanzan sus ofertas de alojamiento y restaurantería,
bajo la dirección de sus propietarios. Es frecuente ver detrás del mostrador o
de las hornillas al padre de familia, la madre o a la abuela. En esta empresa
de conducción familiar, los hijos llevan a pastar a las ovejas y ordeñan las
cabras, mientras que las hijas atienden los olivos y los viñedos. Todos participan
de la elaboración de los productos llamados DOP e IGP (de Denominación de Origen
Potegida e Indicación Geográfica Protegida, por sus siglas respectivamente), reconocidos
por la Unión Europea. Dato interesante es que Italia cuenta con el mayor número
de productos DOP e IGPM; entre los mejor reconocidos se encuentran frutos y
hortalizas, aceite extravirgen de oliva, quesos, embutidos, carne fresca,
varios tipos de pan, pescados, miel y azafrán.
Los conceptos actuales más populares de este
tipo de alojamientos comprenden el agriturismo de bienestar, que ofrece
tratamientos corporales y baños termales; el agriturismo de deporte, donde
puede hacerse uso de gimnasio, piscina y centros de equitación; frecuentar cursos
de parapente o yoga y efectuar excursiones en bibicleta de montaña o en globo
aerostáico; también se puede aprender a preparar especialidades antiguas con
productos locales o realizar alguna vieja actividad artesanal típica de interés
histórico, reduciendo con ello el riesgo de que ésta caiga para siempre en el
olvido.
Las variaciones del agriturismo lo vuelven aun más atractivo. Las
“granjas didácticas” son empresas agrícolas cuyo fin es hacer experimentar a
los niños y adolescentes los oficios agrícolas, bajo la guía de expertos
agricultores: ordeñar para obtener la leche que se convertirá en quesos, cremas
y helados, cuidar de los caballos, gallinas y otros animales; acerca a los
jóvenes a las maravillas de la naturaleza, a la cultura del territorio y a las
tradiciones. Los “agricampamentos” disponen de áreas habilitadas para ofrecer
servicios necesarios a quien se traslada en casa rodante. El “pescaturismo” se
realiza a bordo de barcos pesqueros con el fin de difundir las tradiciones del
oficio de pescador.
Entre los agriturismos con restaurante que han participado en las
campañas para hacer conocer los productos de denominación de origen, son
particularmente interesantes las propuestas del menú de días festivos como Epifanía,
Pascua, Navidad y Año Nuevo. La ocasión de ampliar el horizonte gastronómico
presenta propuestas infinitas. Aproximar el paladar a la cocina tradicional
típica regional sirve para aprender a consumir los productos de acuerdo a sus
teporadas de producción y elegir los ingredientes provenientes de cada zona en
particular. Poco a poco el sentido del gusto distingue características
especiales entre productos aparentemente iguales, derivadas de particularidades
del territorio donde fueron obtenidos. No se puede renunciar a la pasta fresca,
la leche de la ordeña de las cinco de la mañana, el pan caliente recién salido
del horno, la mermelada casera y el vino de mesa así como las alternativas más
rústicas que incluyen ragú de pato, quesos frescos y añejos acompañados con
salsa de peras, salami de jabalí, oca a la naranja o conejo a las hierbas finas.
Las vacaciones en agriturismo son sin duda ideales para quien ama el
comportamiento “eco” o de responsabilidad con el medio ambiente.