“I heard Woodrow
Wilson's guns,
I heard Maria crying Late last night I
heard the news,
That Veracruz was dying Veracruz was dying…”
Warren Zevon, Veracruz, 1978
En el año 2005 se publicaron dos libros sobre las anécdotas de la gesta heroica de 1914: “Los profesores del 14”, de Antonio Herrera Cerezo y “Heroica Veracruz de 1914”, de Antonio Salazar Páez.
Estamos a dos meses de conmemorar este hecho histórico, pocos son los que se percatan que a marchas forzadas se realizan actividades para dicho evento. Por parte del Gobierno del Estado, la Editora publicará algunos libros con información oficial acerca del tema, por parte de la Armada la remodelación del museo naval sigue adelante, y así por el estilo, desde las instancias oficiales hasta las asociaciones civiles, quieren aportar su grano de arena, pero, - siempre hay un pero.
A todos los organizadores, -oficiales y no- se les escapa, que si bien es cierto, que durante los funestos hechos de 1914 surgieron figuras relevantes como José Azueta, Virgilio Uribe y Jorge Alació Pérez, miembros de la milicia, no menos cierto es - y aquí hay que resaltar- la oposición, más que defensa, estuvo a cargo de ciudadanos comunes como usted o como yo, que en su mayoría, no tenía adiestramiento y que ofrendaron su vida por este pedacito de patria que sabe sufrir y cantar.
Por ello la importancia de publicaciones caseras como: “Heroica Veracruz de 1914”, en donde encontramos datos y anécdotas que no están en las partes ni en las fotos oficiales, “para muestra un botón”: ¿Cuándo el lector ha visto un soldado americano de color en las fotos oficiales sobre el 14?, testigos de los sucesos aseguraban que fueron los primeros en bajar y recibir las descargas de los jarochos.
En estos días iré presentando dichas anécdotas. En esta ocasión, quiero hacer mención del caso Estela Campos, una jarocha, que durante la gesta heroica fue testigo cuando un soldado de “color” asesinaba a su esposo a las puertas de su domicilio. Presa de rabia, Estela no lo pensó dos veces, teniendo a la mano solo un pesado “metate” (piedra para aplanar la masa para hacer tortillas) se lo lanzó a la cabeza al invasor, haciendo que el “Marine” perdiera el conocimiento, acto seguido la señora
Campos procedió a rematar al soldado invasor con el mismo rifle con el que se había ultimado a su esposo.
Esta anécdota tal vez hubiera quedado en el olvido, pero en 1959 Salazar Páez entrevistó a algunos testigos de los hechos, confirmando la acción de la señora campos quien durante mandato del gobernador Marco Antonio Muñoz, se presentó con él para entregar el rifle y entregarse ella. Una vez que conoció la historia, el mandatario ordenó que el rifle fuera entregado a la Escuela Naval y a doña Estela se le apoyara con servicios médicos en el hospital regional.
De acuerdo a la investigación recabada por Salazar Páez, la señora Campos murió en la pobreza y en el olvido.
Como escritor y veracruzano -casi emulando a Jesús Reyes Heroles- diré que por lo que a mí respecta, no permitiré, que en estos 100 años, estas personas sigan en el olvido. ¡Sí! ¡Larga vida a los Azueta, a los Uribe y a los demás personajes ilustres!, pero también, a quienes no lo fueron, pero cuya sangre también corrió durante aquel funesto abril de 1914.
Para escuchar la canción de Warren Zevon, Veracruz siga la liga: http://www.youtube.com/watch?v=_O2qJ0JXjug&feature=kp