Sin nombre del entrevistador, la página cultural del periódico argentino Clarín publicó el 3 de junio declaraciones del narrador Jorge Volpi, quien respondió como hacían los viejos patriarcas de la literatura mexicana, en el estilo de “lo que digo debe aceptarse”. Viaja como diplomático y habla como personaje de ficción. El entrevistador anónimo dice de la generación de Volpi que “hace poco eran la nueva narrativa mexicana y que hoy ocupan cargos importantes en las embajadas del mundo”. Volpi fue invitado por la Universidad Nacional de San Martín para que hablara de su libro más reciente, Memorial del engaño, el relato de un timador profesional, un estafador que opera en el corazón de Wall Street. (Y sí, Volpi vio la película de Scorsese.)
Para ahorrar tiempo de lectura, transcribo las partes que se refieren a la cultura mexicana y agrego un comentario.
A la pregunta “muchas veces se dice que los escritores mexicanos tiene una situación económica más holgada que los escritores de otros países de la región, pero al mismo tiempo tienen menos independencia con el Estado”, dicha con malicia, jiribilla o ignorancia, Volpi contestó:
–México tiene el Fonca, el sistema de apoyo a la creación más grande del mundo, junto con algunos países orientales. Hay becas a artistas de todas las disciplinas y de todas las edades. En el momento en que se creó esto, era un vehículo de legitimación que necesitaba el gobierno de Carlos Salinas de Gortari (1988-1994) con las clases intelectuales, pero muy pronto se institucionalizó. No ha habido un solo caso en la historia del Fonca de alguien a quien no le hayan dado una beca por sus opiniones políticas. No ha pasado. Lo que sí pasa, es que hay quejas todos los años, porque los jurados tienen sus amigos. Eso es típico, pero pasa en todos lados cuando se otorga un premio.
Comentario inevitable: ¿Seguro? Las becas del gobierno federal son anteriores a 1988. Quizás se refiere al Fonca, pero antes las daba otra oficina, el INBA, que luego fue INBAL.
Otra pregunta: ¿Y el hecho de enviar a escritores como agregados culturales, ¿no se puede pensar como un modo de “comprarles” la palabra?
–Bueno, el PRI lo institucionalizó un poco desde antes, desde principios del siglo XX. Fueron de embajadores Octavio Paz, Carlos Fuentes, Carlos Monsiváis. Algunos más jóvenes, como Juan Villoro. Y de mi generación, a muchos NOS INVITARON del gobierno de Vicente Fox, como a Ignacio Padilla, a Jordi Soler, a mí. Y sí: siempre crea tensiones. Yo fui agregado cultural en París, y en ese momento cuatro agregados culturales nos manifestamos en contra de que México apoyase a Estados Unidos en la guerra de Irak. Y hay que decir que no les hizo gracia, pero no hubo ninguna represalia. Pero puede haber tensiones, eso es cierto.
Dudas forzosas: ¿“un poco”?, ¿”desde antes”?, ¿desde principios del siglo XX? Sí caben diferentes personas en el mismo saco, pero Volpi da una imagen distorsionada y ahistórica.
Pregunta: Mencionaste a Paz y a otros escritores mexicanos. Y otra particularidad de la escena literaria mexicana, al menos como se ve desde acá, es que el campo intelectual parece estar concentrado sobre una figura de poder durante mucho tiempo, como sucedió con Paz durante décadas. ¿Por qué sucederá eso?
–Primero, hay una cierta imitación del modelo francés, de intelectual comprometido, que funcionó durante toda la segunda mitad del siglo XX. Siempre hubo además grupos intelectuales agrupados alrededor de revistas, como pasó también en Argentina. Simplemente, creo que la existencia del PRI buscaba que se consolidaran ciertos liderazgos intelectuales con los cuales poder dialogar. Incluso siendo clara oposición al régimen priista, como fue el caso de Paz en muchos momentos. Pero también es cierto que a partir de ahí se consolidan figuras cuyo poder simbólico les trae de pronto un poder real gigantesco. Ese fue el caso de lo ocurrido con Paz: ese poder tenía consecuencias claras en la realidad. Esto ha ido desapareciendo. Esa relación perversa entre los intelectuales y el poder en México se ha ido diluyendo en los últimos años. Primero, porque el PRI dejó el poder, y el PAN ha sido un gobierno muy anti intelectual. Entonces ya no le tenían ni tanto respeto ni tanto miedo a los intelectuales. Y por otro lado, en la época priista, los intelectuales eran los únicos que tenían la capacidad de criticar al gobierno. Ahora son los expertos, politólogos y opinadores profesionales los que están en todos los medios, así que los intelectuales ya no tienen esa posición. Y, por último, está la muerte sucesiva de casi todos nuestros intelectuales paradigmáticos, que cierra una época.
Tristeza infinita: la facilidad con que Volpi hace un resumen de más de cien años de vida cultural concuerda con la imagen limitada que tiene el entrevistador: “el campo intelectual parece estar concentrado sobre una figura de poder durante mucho tiempo, como sucedió con Paz durante décadas”. Visto así, el “poder” de Paz fuera de México podría considerarse “consolidado”. (Y otro Nobel que vivió décadas en México, ¿cuánto contaba?) Dentro de México, colaboradores y "amigos" estudiosos del fenómeno Paz admiten que se trataba de un monólogo, que la izquierda, por ejemplo, no lo tomaba en cuenta, y la derecha Volpi la considera “muy anti intelectual”, vista en el desempeño de gobierno de presidentes del Partido Acción Nacional: ¿son así todos los panistas? ¿Y qué hacemos con Manuel Gómez Morín? Y más: los expertos, los politólogos, ¿no son intelectuales? ¡Ya no tienen esa posición! Por favor, alguien que le diga a Woldenberg.
Pregunta: ¿Cómo fue tu trabajo en el canal estatal 22 de México?
–Una gran experiencia y también algo inesperado. Ese canal, que es realmente muy bueno, lo fundó un escritor, José María Pérez Gay, que murió el año pasado. Por eso había cierta tradición en que un escritor pudiera ser el director. Yo no tenía ninguna experiencia en televisión y fue realmente interesante. Hubo plena libertad de expresión y el desafío de hacer lo más posible con un presupuesto muy limitado. Pero es la única manera que tienen en ciertas zonas del país de acceder a ciertos contenidos culturales. Fue una muy buena experiencia.
Incrédulo ante tantas majaderías, pregunto a mi vez: ¿es realmente muy bueno el canal 22? ¡Cierta tradición! Fueron escritores en apoyo a gobernantes priístas los que consiguieron abrir el canal. ¡Volpi no tenía ninguna experiencia! Sería bueno para la Wikipedia saber cómo logran algunas personas brincar de una oficina a otra de gobierno. ¡Hacer lo más posible con un presupuesto muy limitado! Se ha hecho lo menos con muy poco dinero, digo yo, a juzgar por la oferta cotidiana del Canal. ¡Ay, mi querido Volpi, ex director del Canal 22! En algunas partes del país el Canal 22 se ve por televisión de paga, en muchos hogares no reciben esa señal, ni la de TVUNAM, y hacen falta datos de la cantidad de consumidores que lo ven.
Otra pregunta: Si no me equivoco, esa experiencia se cortó porque te llamaron para ser agregado cultural en Roma y finalmente no pudiste asumir el cargo. ¿Cómo podrías resumir lo que pasó ahí?
–Sí. Saliendo del canal me nombraron agregado cultural en Italia. Y simplemente tenía que dejar tres meses entre un puesto y el otro. En ese tiempo di algunas conferencias, entre ellas una en una universidad de España, inaugurando un ciclo sobre México. Ahí fui muy crítico de la guerra contra el narcotráfico, y eso me costó el puesto. Ese es el resumen de la historia.
Sí, digo, un buen resumen, ¡fallido!, de una historia en su mayor parte secreta.
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