La editorial Sexto Piso publicó un libro promovido ante la ONU por Nadine Gordimer: Contar cuentos. Incluye 21 autores y es
uno de esos libros que se autocomplacen en su exclusividad: cinco de ellos
pertenecen al selecto grupo de elegidos por los mafiosos del Nobel, lo que en
realidad no es nada si contamos diez escritores de alta calidad por país en el
planeta. Una inocentada: los lectores del Nobel sólo distinguen a cien
escritores por siglo. Hay más.
Entre los
convocados por Gordimer, por lo menos ocho son de habla inglesa (cinco de
Estados Unidos, uno de Inglaterra, uno de Canadá y uno o dos de Sudáfrica; si
Salman Rushdie escribe en inglés, sube a nueve). Cuatro son de lengua alemana.
Los demás son nativos de Francia, Portugal, Israel, Japón. De África incluye un
escritor de Nigeria, uno de Ciudad del Cabo, otro de Pretoria. Del ámbito del
español sólo conoce a uno, nacido en Colombia y que vive en México. Es decir,
el universo literario de Gordimer es realmente reducido.
La autora
advierte que cada cuento “ha sido escogido por sí mismo como representativo de
lo mejor de su trabajo”. La frase “por sí mismo” se atora en el entendimiento
del lector, ¿quiere decir que cada autor escogió el cuento que quería donar? No
lo sé, pues releo: “ha sido escogido”, ¿por quién?, ¿“por sí mismo”?. Si es
así, qué hizo Nadine, invitar a algunos escritores ¿y ellos eligieron lo que
quisieron?
El motivo,
loable. Se advierte en la portada: “todas las ganancias serán destinadas a la Treatment Action
Campaign en pro de la lucha contra el VIH/SIDA”.
Pero hay un
pero. El editor mexicano no anotó cuántos ejemplares está imprimiendo. La
segunda reimpresión es de febrero de 2007.
En México,
es sabido, pocos escritores viven de su trabajo literario. El librero se lleva
la mayor parte de las ganancias, el editor lo demás; en este caso debe
llevárselas. ¿Cuántas ganancias produce en México este libro en pro de la lucha
contra el VIH/SIDA? Y la
Treatment Action Campaign, ¿en qué país está su sede?, ¿llegan
a México sus beneficios? Pido disculpas, pero después de las campañas que hemos
visto en México nos volvimos escépticos.
Por lo
pronto, dos de los escritores incluidos de Estados Unidos murieron poco después
de la compilación de la ¿antología?, en 2004 y 2005, Susan Sontag y Arthur
Miller, lo que nos da otro dato: Kofi Annan, secretario general de la ONU, “propuso de manera
espontánea y luego autorizó generosamente el lanzamiento de Contar cuentos en la ONU en Nueva York”. Esto no
queda claro y no dice fecha: un tesoro para los periodistas que logren
averiguar los detalles. En fin, la compilación del libro se hizo antes de 2004
y la edición mexicana es de noviembre de 2006.
Otra cosa
que quedó en el aire son los créditos de los traductores, que supongo que
también donaron su trabajo, como los diseñadores de los “forros” de la edición
en inglés del libro ¿Y no es la misma para todo el mundo? Sexto Piso no
reconoce autor o autores del diseño de la edición mexicana.
Se agrega
al final del libro una nota sobre las fuentes, con mención de los poseedores de
los “copyright” (derechos de autor). Allí también se informa de seis casos en
que la traducción al español fue cedida por un editor anterior: Norma,
Alfaguara, Anagrama, Tusquets y la revista Letra Internacional. Suponemos que
los demás autores, catorce, fueron traducidos especialmente para esta edición.
(Ya dijimos que uno de los incluidos escribe en español.)
Al final de
cada cuento se anota el nombre del traductor. El que más trabajo tuvo fue Juan
Carlos Rodríguez Aguilar, con ocho traducciones en su haber: de Mphahlele,
Achebe, Theroux, Ndebele, Wolf, Allen, Schulze, Atwood; en segundo lugar, Laura
Emilia Pacheco, con tres: Miller, Rushdie, Oé. Todos los demás contribuyeron
con una traducción. Miguel Sáenz tradujo a Grass; María Luisa Balserio
Fernández-Campoamor, a Updike; Anna Volovici, Oz; Carlos Pujol, Tournier;
Miguel Martínez-Lage, Sontag; Cristina Secci, Magris; Mauricio Bach, Kureishi;
Javier Escobar Isaza, Gordimer; Eduardo Naval, Saramago.
Y no
sabemos nada más. Es decir, de un autor nacido en Marabastad, Pretoria, Es’kia
Mphahlele, no sabemos en qué idioma escribe, aunque pertenece al área de
influencia del inglés. No sabemos de qué idioma está traducido y no podemos
valorar lo literario, lo que se pierde al pasar de un idioma a otro. Hay que
imaginar al japonés traducido al inglés o francés y de allí al español. Es poco
lo que se conserva y me pregunto ¿es caro pagar una traducción directa?
El orden de
aparición en el libro es otro motivo de inconformidad. El texto de Gordimer es
sobrecogedor y merecía estar en primer lugar y no en el penúltimo. El texto de
Sontag, sobra; el de Tournier, también. Allen es insoportable. ¿Gordimer habría
elegido a los mismos treinta años antes? No sabemos, no sabemos, pero podemos
hacer nuestra propia selección, por si hay otra campaña que apoyar.
Publicado en Alegre el marinero, Conaculta-Ivec, Veracruz. 2010.