En la promoción de la literatura los costos son altos y
las instituciones no se preocupan por comercializar, gastan un presupuesto
anual. Pongo aquí el ejemplo de un amigo que invitó el IVEC hace más de veinte
años. Llegó de Guadalajara en avión, lo llevé en mi coche a Xalapa donde habló
en la Facultad de Letras. Algo hizo también en la ciudad de Veracruz. Creo
estuvo en el hotel Prendes, que todavía era útil. Le di el dinero que le
reponía el instituto, lo de un boleto de ADO. Él esperaba lo del avión. Le dije
que no, que me hubiera avisado. En fin, perdí su amistad y él se quedó con una
deuda.
¿Cuánto cuesta una conferencia? (¿y cómo valuar su
utilidad años entonces o después en la mente de los que la reciben). Si es
alguien de fuera hay que pagarle transporte, alojamiento, alimentación. ¿Cuánto
se ahorra el público? Depende del número de personas que asisten, quienes
además invierten tiempo, gasolina o taxis, estacionamiento o “parquímetro” (que
yo llamaría alcancía callejera; cierra la boca a las ocho de la noche). Hay que
sumar cenas y bebidas si se quedan a platicar en algún restaurant o bar. Digamos
que la institución gastó dos mil pesos y que hubo veinte personas: son cien
pesos por persona. Si hubo diez personas, son doscientos pesos. Pero hay que
agregar gastos de publicidad, de invitaciones (impresión y reparto), de
programas (que no se estila). Tendríamos que saber cuánto ganan mensualmente
los empleados que participan, desde que se reunieron a decidir, llamadas
telefónicas, atenciones para el invitado, y dividirlo por el tiempo utilizado.
Y hay más gastos que considerar: los de los reporteros de la fuente, que van en
otra cuenta.
Convendría hacer una encuesta para saber si a esas diez o
veinte personas les interesaba realmente ver al conferenciante (podía haber
hablado desde donde vive en una pantalla; así divulgaron una conferencia de
Carlos Fuentes en Xalapa, a través del sistema de videoconferencias de la
Universidad Veracruzana).
La oferta cultural carece de medios de difusión
comerciales. Una persona famosa promovida por la televisión vende, aunque hay
que poner carteles en postes y árboles por vastas zonas de la ciudad.
Escritores cultos y comerciales, como el mismo Fuentes o Elena Poniatowska, consiguen
más audiencias (funciona la comunicación de persona a persona) pero aumenta el
costo (para ellos sí hay avión), hay que dividir entre más concurrentes,
incluido un público “de altura”, como gobernantes (un alcalde) o dirigentes
culturales (un rector o vicerrector).
Un visitante de lujo reciente en la USBI UV fue Fernando
Savater. Habló menos de una hora frente a ¿quinientos? alumnos (ignoro cómo
fueron convocados, ¿de verdad todos sabían quién era este escritor?) y
ciudadanos.
Volvamos al presente, junio de 2014. El día 12 dio una
conferencia Manuel Sol Tlachi, especialista en Díaz Mirón. Vino de Xalapa. Pasó
la noche en el puerto. ¿Costo? ¿Número de concurrentes?
En la presentación del jueves 26 en la USBI UV hubo vino,
refrescos, hielo, “bocadillos” (caros, deliciosos), vasos y platos desechables,
servilletas (propina al muchacho que sirvió). ¿Costo entre concurrentes? (*) Ese
día en el CEVART hubo café. Uno de los conferencistas, Horacio Guadarrama, vino
de Xalapa. Los fotógrafos apuntan al público pero no las difunden. Al día
siguiente, viernes 27, el poeta Mijail Lamas habló de su libro allí mismo. Me
enteré al día siguiente.
Un grupo de escritores hizo varias sesiones de lectura en
las semanas recientes, en las que el público fueron las personas invitadas a leer
a lo largo de más de tres horas.
En la galería Casa Principal el sábado 28 a mediodía
estuvo un escritor tabasqueño. Imposible asistir a esa hora, todavía laboral
para muchos.
Queda mucho por decir, por lo pronto dejemos algunos
temas por descifrar: la ciudad de Veracruz es una plaza apetecible, que luce
bien en el currículum de poetas y artistas; el presentado responde a la llamada
de la fama y se siente único; comprar el libro promovido es un buen motivo para
asistir, porque si no es de la mano del autor difícilmente se encontrará
después en librerías; el público siente que lleva un conocimiento nuevo e
invaluable; uno va a platicar con la gente conocida, si no ¿a qué va?, no
piensa comprar ese libro. Los gestores culturales se sienten satisfechos por el
deber cumplido, ofrecen cultura a la población y usan el presupuesto
disponible. Mañana será otro día.
*Cálculo conservador de dinero invertido: $300.00 por cada uno de los autores
del libro, que son ocho. Uno faltó, y si no cooperó, la cantidad sube a $350.00
por persona.