Publicado en facebook.com/Pc-sur Veracruz
Una extraña entrevista (¿por qué, para qué?, quizás para tener un balance del año y de los dos años del gobierno federal), la que publicó Alida Piñón en El Universal, sección Cultura, el jueves 18 de diciembre, con Rafael Tovar y de Teresa, presidente del Consejo para la Cultura y las Artes.
Tovar dice que su administración ha tenido que “subsanar los pendientes del pasado gobierno”, el de Felipe Calderón, en esa institución, dejados por Consuelo Sáizar, e incluso por Sari Bermúdez en la construcción de la llamada Megabiblioteca en el gobierno de Vicente Fox, ambos y ambas del Partido Acción Nacional.
En esa biblioteca el Conaculta de Tovar quitó goteras e impermeabilizó, lo que costó 2 millones 500 mil pesos. Y que está pendiente allí un jardín botánico y una cafetería.
En el Centro Cultural Elena Garro, en Coyoacán, D.F., hace falta tapar goteras y algo que tiene que ver con un elevador. En la página en Internet se da como cerrado.
En la Ciudadela, Centro Histórico de la Ciudad de México, faltan obras como la hemeroteca, el fondo reservado, etcétera (así lo transcribe Alida Piñón; ¿qué es un fondo reservado?), por un monto de 108 millones de pesos.
En el Centro de la Imagen hizo falta un nuevo proyecto de ampliación, el que tenían tenía fallas.
En la Cineteca los baños son insuficientes y los pasillos, estrechos en casos de emergencia.
Tovar aseguró que no habrá más adquisiciones de bibliotecas personales, excepto en casos excepcionales, y que están en proceso las compras de la biblioteca de José Luis Martínez y la de Salvador Elizondo. Pero “le interesa —reporta la entrevistadora— adquirir acervos personales y digitalizarlos para que estén a la disposición de investigadores”.
“¿Usted cree que todo esto es agradable para mí? —responde a un cuestionamiento de Piñón—. En 2013 y 2014 hemos dedicado recursos para cubrir adeudos de 2012 (Calderón-Bermúdez), y ha avanzado, dice Tovar, en su proyecto cultural, que incluye una Agenda Digital y “presume” —palabra de Alida— de una librería virtual con más de 125 mil títulos accesibles a compradores e incluye descargas gratuitas.
Tovar dice que su administración ha tenido que “subsanar los pendientes del pasado gobierno”, el de Felipe Calderón, en esa institución, dejados por Consuelo Sáizar, e incluso por Sari Bermúdez en la construcción de la llamada Megabiblioteca en el gobierno de Vicente Fox, ambos y ambas del Partido Acción Nacional.
En esa biblioteca el Conaculta de Tovar quitó goteras e impermeabilizó, lo que costó 2 millones 500 mil pesos. Y que está pendiente allí un jardín botánico y una cafetería.
En el Centro Cultural Elena Garro, en Coyoacán, D.F., hace falta tapar goteras y algo que tiene que ver con un elevador. En la página en Internet se da como cerrado.
En la Ciudadela, Centro Histórico de la Ciudad de México, faltan obras como la hemeroteca, el fondo reservado, etcétera (así lo transcribe Alida Piñón; ¿qué es un fondo reservado?), por un monto de 108 millones de pesos.
En el Centro de la Imagen hizo falta un nuevo proyecto de ampliación, el que tenían tenía fallas.
En la Cineteca los baños son insuficientes y los pasillos, estrechos en casos de emergencia.
Tovar aseguró que no habrá más adquisiciones de bibliotecas personales, excepto en casos excepcionales, y que están en proceso las compras de la biblioteca de José Luis Martínez y la de Salvador Elizondo. Pero “le interesa —reporta la entrevistadora— adquirir acervos personales y digitalizarlos para que estén a la disposición de investigadores”.
“¿Usted cree que todo esto es agradable para mí? —responde a un cuestionamiento de Piñón—. En 2013 y 2014 hemos dedicado recursos para cubrir adeudos de 2012 (Calderón-Bermúdez), y ha avanzado, dice Tovar, en su proyecto cultural, que incluye una Agenda Digital y “presume” —palabra de Alida— de una librería virtual con más de 125 mil títulos accesibles a compradores e incluye descargas gratuitas.
Es necesario preguntarse cómo es que personas que pueden gastar grandes cantidades de dinero no pueden pensar en gastar menos, e incluso en no gastar. También podrían pensar que el Distrito Federal no es todo el país, donde también debe haber goteras y baños insuficientes en instalaciones de Conaculta. Y el medio que publica la entrevista, que presume de universal, se da por bien servido con una nota dirigida a capitalinos.
En su momento criticamos la construcción de la “megabiblioteca”, de seguro pueden criticarse otros gastos de Consuelo Sáizar, y por más que digamos no podemos evitar ver en la actitud de presidentes y directivos de oficinas de gobierno (¡mármol en el Instituto Veracruzano de Cultura!) la sicología de cualquier comprador: tengo-gasto, y si no tengo compro con tarjeta de crédito. El de atrás paga.
Es de suponer que el criterio administrativo que sigue operando en las oficinas de gobierno es elaborar planes obesos para obtener más dinero anual y luego hacer ajustes y hacer menos, o dejar incompletas las obras emprendidas. Si un año todo cuadra, ingresos-egresos, es inevitable pensar que puede haber menos gasto y no que el siguiente año se darán prisa para gastar más.
Pero lo fácil es pensar que es un error gastar menos, porque al año siguiente será más difícil obtener más, porque las estructuras que aprueban el dinero son distintas a las que lo ejercen y nadie sabe bien a bien qué es necesario y qué puede esperar. Y a nadie se le ocurre ahorrar, eso no está considerado.
Un ejemplo, la elaboración de un presupuesto anual de todo el aparato de gobierno federal es un trabajo inhumano, se llenan casillas, se inventan gastos posibles, se hacen proyectos. ¿Quién sabe a ciencia cierta cuántas cajas de grapas va a usar durante doce meses? Y algo peor, cómo evitar gastos: ¿es realmente necesario un jardín botánico en una biblioteca? ¿No bastan unas macetas con plantitas de sombra en algunos espacios? No gastar es como exponerse a ser calificado de inútil. Gobernar es gastar es una premisa falsa.
Lo malo empieza en la campaña política. Se habla de generalidades que suenan bien y nadie querría agregar a su discurso la siguiente frase: “Habrá cajas de grapas en cantidad tal, que sobrarán y tendrán que regresarlas según un inventario de fin de ejercicio”. Incluso, nadie dice los nombres de las personas destinadas a las oficinas de gobierno porque sería contraproducente: el que quiere ser jefe me cae bien pero propone a un subjefe (sujeto) insoportable, ¿por quién voto, por el jefe sí y por el sujeto no?, y peor: la persona propuesta para gastar millones viene de un trabajo en el que gastaba apenas miles (Sáizar), ¿sabrá evitar la locura de poder gastar a manos llenas en megabibliotecas, jardines, etc., si su jefe ya le dijo que sí? Total, debería poderse votar por la gente a la que quiere colocar el que será jefe, nada más para que no esté desempleado.
Mientras ocurren costumbres diferentes, por lo pronto contamos con la entrevista de Alida Piñón: Con una capacidad de maniobra reducida, “se han hecho muchísimas cosas”.