¡Ah, los humanistas no mueren! Andan por aquí, en pos de
letras para colorear los sueños. Y todos lo saben. Las gentes fingen pereza
para dejar cerrados los libros y cuando duermen son los autores más audaces.
Los sueños son aventuras que nadie cuenta. ¡Ah, los humanistas quieren que
todos estén enterados de todo, amigos de la imprenta, de los árboles y de la
arena si sirven para escribir algo y que los andantes tengan algo para soñar.
Son Quijote que habla con Sancho, son el escudero que habla al sentir el
bullicio de la imaginación del caballero. Ínsulas donde quedan más prodigios
que los conocidos. Los humanistas los llevan a la imprenta, de allí saldrán en
hombros de veloces mensajeros que anuncian letras para colorear los sueños. Y
hay quienes no quieren enterarse y sus sueños son silenciosos y al amanecer los
platican. Entonces los humanistas los meten en cubetas y los colorean. ¡Vale,
que no se pierda ningún sueño! Los lectores coleccionan papeles para cambiar
sus sueños en grandes aventuras, como las que sigue haciendo el inmortal
Quijote en la cabeza de todos los durmientes.
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