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jueves, 9 de febrero de 2012


EL INSTITUTO DE ARTES GRÁFICAS DE OAXACA

INVITA

Introducción a la ópera

EL OCASO DE LOS DIOSES
de
RICHARD WAGNER

que se transmitirá el 11 de Febrero en el teatro Macedonio Alcalá

Comentarista

César Mayoral Figueroa

Lugar  FONOTECA EDUARDO MATA | Av. Juárez 203, Col. Centro

Fecha  |   Viernes 10 de febrero de 2012

Hora  |  19:00 hrs.
SINOPSIS: El ocaso de los dioses (Götterdämmerung en alemán) es la última de las cuatro óperas que componen el ciclo El anillo del nibelungo (Der Ring des Nibelungen) del compositor Richard Wagner. Fue estrenada en el marco del primer Festival de Bayreuth el 17 de agosto de 1876, como parte de la primera producción completa del ciclo.


      Narra la historia de cómo el anillo maldito hecho con oro robado al Rin por el enano Alberich, perteneciente a la raza de los nibelungos, causa la muerte de Sigfrido, pero también la destrucción del Valhalla, la morada de los dioses, donde moraba Wotan (Odín).
      El amor y el heroísmo constituyen los dos grandes pilares sobre los que está construido el drama wagneriano. Su presencia desempeña un papel constante y decisivo en la mayor parte de las óperas del músico alemán. Wagner ve en el amor y el heroísmo las dos caras de un mismo principio de superación, los dos impulsos que, únicos, permiten al hombre superar los límites de la vida ordinaria y acceder a una dimensión vital “extraordinaria”.
      En el ideario ético y estético wagneriano, amor y heroísmo suponen (y a menudo imponen) el rechazo de los valores establecidos en el seno de la sociedad. Por eso, quienes se acogen a ellos lo pagan la mayoría de las veces con la soledad y el rechazo por parte de sus símiles. Algo que coincide también con la trayectoria biográfica del propio músico, que siempre reclamó para el artista un papel de primer plano en la conciencia de su tiempo, exponiéndose a críticas ora injustas, ora merecidas.
      Amor y heroísmo encuentran una nueva definición ejemplar dentro del mundo wagneriano en el personaje de Sigfrido. Será precisamente su amada Brunhilda, al creerse engañada por el invulnerable héroe, quien revele a Hagen su único punto débil: la espalda.
      En el tercer acto de El ocaso de los dioses, Hagen atrae a Sigfrido con el engaño y lo traspasa con un puñal a traición en un momento en que éste mira dos cuervos que alzan el vuelo. Así muere Sigfrido. Después, una música fúnebre acompaña el traslado de su cuerpo hacia el castillo de Gunter.
      En la marcha fúnebre que aquí oímos, Wagner alcanza una de las cumbres épicas del ciclo de las cuatro óperas que conforman El anillo del nibelungo. Los sordos redobles del timbal marcan el desarrollo de la pieza desde el principio y le confieren un tono trágico. Las cuerdas graves se mueven con sombríos sollozos. Gradualmente la orquesta crece en volumen sonoro. Uno a uno desfilan los principales temas relacionados con Sigfrido. Pero la marcha fúnebre no es sólo un retrato del héroe y un resumen de su vida: es al mismo tiempo un impresionante epítome del Anillo entero. No es sólo la vida de Sigfrido la que ha llegado a su término. También el mundo de los dioses está a punto de hundirse y la conciencia de este final inminente se percibe aquí con clara evidencia. Pronto las llamas de su hoguera alcanzarán el Walhall y destruirán la residencia de Wotan y los suyos en un final apocalíptico.

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