En las noches estrelladas
de una ciudad sin nombre,
las sirenas arrojaron
sus lágrimas al mar,
viendo que su amado
en un barco partirá
Tomaré del mar
las más bellas estrellas
y con perlas de sirenas
te haré un collar.
El navegante
toma cada noche una ilusión,
tejiendo un collar
de anhelos, esperanzas,
de amor y de paz.
Cuando susurra la brisa marina
que él volverá.
En los mares profundos,
cuando las corrientes pelean,
el navegante arroja su collar,
de anhelos e ilusiones,
a la diosa del mar.
En la espera de la noche,
sentadas sobre el faro abandonado,
lloran las sirenas, esperando
un barco regresar.
Sus ilusiones rotas,
han llegado a la orilla del mar,
¡ no !, son las perlas del tiempo
que anuncian que el navegante
volverá.
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