LUIS ANTONIO VÁZQUEZ HEREDIA
La Ventana Cerrada es una revista que aunque joven ya
tiene historia. No recuerdo la fecha en que leí el primer número, pero sí
recuerdo que su lectura me dejó un buen sabor de boca pues se trataba de una publicación
diferente y amena. De presentación modesta, la revista abonaba, hasta donde me
acuerdo, aspectos de la vida cultural de la ciudad de Veracruz y,
fundamentalmente, publicaba cuentos y poemas de escritores de esta ciudad. En
ese momento no circulaba ninguna revista que diera cuenta de la vida y el
quehacer cultural porteño pues algunos intentos anteriores se habían cancelado.
Mis recuerdos de la primera época son vagos debido a mi
mala memoria pero también porque no llegaron a mis manos todos los números
publicados pues su distribución era bastante restringida. Sin embargo, sí
recuerdo que cuando se suspendió la publicación de la primera época (gracias a
los horrores de diciembre), extrañé la lectura de La Ventana.
En el verano de 1994 participé en un taller de revistas y
suplementos culturales, impartido por una persona tan famosa que no viene al
caso mencionarla. Lo importante para nosotros es que en aquella ocasión tuvimos
una pasarela de revistas y suplementos publicados en el puerto. Juan Joaquín
Péreztejada, asiduo colaborador y promotor de La Ventana, mostró ejemplares. Si
traigo a colación este dato, es porque me servirá de puente para mis
comentarios y, además, porque en aquella sesión di mi parecer sobre La Ventana.
A mi juicio La Ventana (me refiero a la primera época) se mostraba como una
publicación que llenaba un vacío pues, como anoté antes, era la única revista
en su género. Sin embargo también apuntaba que faltaba “profesionalización”, no
en el sentido mercantil del término, sino en lo que se refería a sus entregas,
pues a veces me parecía poco consistente su contenido, y podía percibir en
algunas entregas poco compromiso con la publicación.
Quizá como una venganza del destino y de los editores y
colaboradores, ahora comento la nueva época de La Ventana y créanme, es todo un
placer.
Esta nueva época mantiene el interés inicial de los
primeros números pero hay diferencias que le dan un perfil distinto. Por
supuesto que la crítica que realicé en el verano del 94 ya no es sustentable.
Por otra parte, mi afirmación puede provocar inquietud
entre los mismos editores y colaboradores y cabe la posibilidad de que alguno
de ellos levante la mano en este momento y diga enfurecido que no pertenece ni
quiere pertenecer a grupo alguno. Así que es necesario explicar mi afirmación:
cuando me refiero a que La Ventana es una revista de grupo, quiero decir que es
una publicación elaborada gracias a los esfuerzos y entusiasmo de varios
residentes de la ciudad de Veracruz que cuando menos tienen dos rasgos en
común: la amistad y el interés por la creación artística y la vida cultural de
nuestra ciudad.
Aunque La Ventana es una revista cultural, es una revista
miscelánica pues en ella encontramos creación literaria (poesía y cuento,
fundamentalmente), análisis y crítica cultural, información cultural, chismes
sociales (por cierto muy bien contados y con mucho saber porteño), caricaturas
y en la medida en que los recursos técnicos lo permiten, obra plástica y
fotografía.
Ahora quiero apuntar rápidamente algunos elementos que
definen el perfil de la nueva época de La Ventana.
1 Aunque parece que contradigo al nombre, La Ventana
Cerrada es una publicación abierta y sobre todo plural. En ella nos enteramos
de los criterios y puntos de vista de los colaboradores acerca de la cida
cultural de Veracruz (de la ciudad y del estado), así como de las discrepancias
con otras formas de entender el quehacer cultural, sobre todo los del centro,
de la capital de la república, pues.
2 La Ventana sigue siendo el único órgano informativo
cultural y además muestra seriedad y constancia, lo que hace más difícil la
tarea informativa (aunque parezca lo contrario) y aumenta enormidades el
compromiso con los lectores.
3 La Ventana es una galería de escritores jóvenes. Es una
instancia de publicación y de creación literaria lo que la convierte en un
promotor del diálogo entre iguales.
4 La Ventana Cerrada es una revista de análisis y por
tanto de discusión.
5 La Ventana Cerrada es una revista preocupada por
mostrar las nuevas manifestaciones del arte y la cultura, por tanto, es un
órgano de difusión.
6 La Ventana Cerrada es una revista de información local
(lo que la convierte en un medio necesario al mostrar que la vida cultural
porteña sí da nota, sólo hay que pensar un poco en eso que se llama cultura,
señores periodistas), pero que se preocupa también por el contexto cultural
estatal, nacional e internacional.
7 La Ventana también se encarga de recordarnos que el
presente le debe mucho al pasado, por tanto, es una revista que estimula la conciencia
histórica.
8 La Ventana Cerrada es una revista independiente.
Para que no crean que nada más vine a echarle porras a
los amigos, ahora quiero apuntar algunos detalles que no me agradan de La
Ventana. Empiezo.
1 Quizá sea un lector harto exigente o bastante
tradicional pero extraño los folios en las páginas. ¿El diseñador no podría
dejar un espacio en la mancha tipográfica para permitir la entrada de los
humildes folios?
2 También me sorprende mucho la elasticidad de la
revista, aclaro la elasticidad, no la pluralidad, pues el número que me entregó
hoy, 23 de agosto [de 1996], Jaime Velázquez, tiene cuatro páginas y el
anterior se revienta ¡doce!
3 Aunque en alguna ocasión ya lo comenté a Jaime
Velázquez, y él me explicó, vuelvo a lo mismo: el directorio de La Ventana
Cerrada es ambiguo al no marcar claramente quiénes son los editores y quiénes
los colaboradores.
4 La Ventana es una publicación que debe llegar a más
manos y ojos, a mi parecer su distribución sigue siendo doméstica. Sería bueno
que los editores y colaboradores piensen en cómo hacer llegar más ejemplares a
nuevos lectores, La Ventana lo merece.
Sólo me queda hacer público mi deseo para que esta nueva
época aparezca sin interrupciones, pues a mi parecer La Ventana ya tiene bien
ganado su lugar en el espacio cultural de nuestra ciudad. Ojalá los lectores
tengamos la oportunidad de descifrar la forma de abrir La Ventana Cerrada por
un largo, pero muy largo tiempo.
*Texto publicado en el número doble 712-72, 28 de agosto-4 de septiembre de 1996, de La Ventana Cerrada. Lo damos a conocer con motivo del vigésimo aniversario de la aparición del número 1 de La Ventana Cerrada, Ciudad de Veracruz, México.
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