El pasado 27 de diciembre abrió sus puertas el
Museo de Arte de Mar del Plata (MAR)
y para el 8 de enero reportaron varios medios que habían asistido 75
mil personas, lo cual puede deberse a algo que ocurre también en la ciudad de
Veracruz. Lo nuevo atrae multitudes que después vuelven a sus actividades de
todos los días, como son trabajar, tomar café, ir al cine o quedarse en casa.
La revista Ñ, de Argentina, publicada
por el periódico Clarín, incluyó en
su edición del 10 de enero tres artículos que se ocupan de este nuevo museo, de
la autoría de Mercedes Pérez Bergliatta, Ana María Battistozzi y Ataulfo Pérez
Aznar. Destacamos partes de estas notas informativas, puesto que debieran
servirnos de estímulo para preocuparnos por el Museo de la Ciudad de Veracruz,
cuyos directivos dejaron sus cargos el pasado 30 de diciembre y una nueva administración municipal empezó al día
siguiente un periodo por primera vez de
cuatro años. Un Museo que podemos considerar como una ruina que nadie mira.
Polvo y precariedad son las palabras que resumen lo que vimos en una última
exposición de fotografías que hubo allí, en diciembre, en una “sala” que más
bien es un rincón. Y su lamentable estado no se resuelve con capas de pintura
aplicadas a toda velocidad, como vimos que ocurrió un día antes de la fugaz
visita al patio central del Gobernador en mayo de 2013. El desinterés del
gobierno estatal y del municipal por el Museo (no se cansan de repetir que trabajan sin dinero) lo vimos en las exposiciones que hubo en varios hoteles,
en un sanatorio e incluso en restaurantes a lo largo del año pasado, organizadas
por promotores independientes, a lo que se suma la inexistencia de galerías.
Ojalá que los visitantes de MAR vuelvan cuando deje
de ser novedad, cuando no sea día de inauguración.
Fragmentos de las notas de Ñ
“Según relató Pacho O’Donnell, invitado a la
tribuna el día de la inauguración, fue una sugerencia suya al gobernador Scioli
que lo instó a dejar alguna “obra que lo trascendiera” (…) su fuente
inspiración fue (…) el Centro Pompidou y el arco de La Defénse en París”,
proyectos apoyados por los entonces presidentes Georges Pompidou y Valéry
Giscard D’Estaing.
“En los últimos veinte años los museos se han
revelado poderosos motores de desarrollo urbano asociados al turismo. La nave
insignia de ese proceso a escala mundial fue el Guggenheim. Desde que Frank
Gehry instaló en una de las rías de Bilbao su descalabrado edificio de paredes
de titanio, la fortuna de la alicaída ciudad vasca cambió radicalmente. Hay
similitud con el proyecto del marplatense: el punto de partida aquí, como allá,
fue un edificio de museo sin colección para exhibir.”
“Sólo que en este caso coincide con el rasgo
dominante y distintivo de los museos en la era actual. Es en la lógica
institucional globalizada de los espacios de arte contemporáneo que habría que
considerar la irrupción del MAR. Tanto por el rotundo protagonismo que asume su
edificio como por la ausencia de una colección que en esta primera ocasión ha
sido sustituida por una atractiva exhibición temporaria cuyo tono festivo
eligió evocar y espejarse en la cultura que produjo uno de los momentos más
auspiciosos y expansivos de la economía argentina del siglo xx.”
“El espacio tiene un enorme potencial para trabajar
con el patrimonio cultural tangible pero también intangible, de Mar del Plata :
es capaz, por ejemplo, de provocar cruces inauditos, como el de reunir, en un
mismo lugar y con el mismo motivo, a Divina Gloria semi-vestida de monja [?],
Delia Cancela [?], el gobernador Daniel Scioli, Moria Casán [?], Edgardo
Giménez [?], Fabián Burgos [?], Adriana Rosenberg [?], las hermanas Xipolitakis
[?]* y una gran cantidad de público en pareo y con el termo bajo el brazo (…)
Todos ellos, brindando alrededor del lobo marino de diez metros de altura
recubierto por 80 mil falsos alfajores Havanna (obra de Marta Minujín), dan una
idea de lo que la existencia del MAR podría crear, a partir de la exposición de
obras de arte, el nacimiento de nuevos tipos de movimientos, conocimiento y
comunidades.”
“… puede postularse como la única en condiciones de
erigirse en un centro cultural de importancia en las adyacencias del mar.
Queremos que el MAR se convierta en un faro de actividad cultural de
excelencia, se entusiasmó el presidente del Instituto Cultural y responsable de MAR, Jorge Telemann, la noche de la apertura.”
El MAR se encuentra en la avenida costera Camet,
frente a la playa La Perla, y es parte del “imaginario e identidad nacionales”
de los argentinos.** Ocupa 7 mil metros cuadrados (el Museo Nacional de Bellas
Artes tiene 8 mil 800 m2 y el de Arte Moderno de Buenos Aires, 6 mil 950 m2).
Tiene dos salas de 20 x 30 metros de base por 9 metros de altura y una sala de
30 x 30 por 9m de altura, de concreto y vidrio.
A fines de los años cincuenta Mar del Plata dejó de
ser un balneario exclusivo de dos familias y empezó a ser visitado por gente de
clase media, que “encumbró el desarrollismo de los sesenta, imprimiéndole su
sello y su estética”. A mediados de los años setenta tuvo cambios vertiginosos;
se volvió una ciudad masiva y popular, pasó “de ciudad turística a ciudad a
secas” de más de medio millón de habitantes. “Durante el verano reúne a más de
un millón de argentinos”.
Explanada del MAR el día de la inauguración.
El Comité Internacional de Museos (ICOM), recordó
Jorge Telemann, define que un museo es “una institución permanente, sin fines de lucro, al
servicio de la sociedad y abierta al público, que adquiere, conserva, estudia,
expone y difunde el patrimonio material e inmaterial de la humanidad con fines
de estudio, educación y recreo.”
Finalmente, Jorge Telemann espera que el MAR
“funcione más bien como un centro cultural, siguiendo una de las tendencias que
existen a escala planetaria de la función museística”.
*Es curioso ver a “personajes de renombre”, famas
—diría Cortázar—, que en otro país son iguales a la “gran cantidad de público en pareo y con el termo bajo el brazo”,
anónimos, que asistieron por curiosidad ¿por el nuevo museo o por las
“estrellas” invitadas?
**Veracruz cedió su puesto como lugar turístico con mar y playa más cercano a la mega urbe capital de la república, Distrito Federal, por el desarrollo que se concedió al puerto de Acapulco, en los años cuarenta.
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