Al ver con amigas y amigos el libro Leonora Carrington, publicado por Ediciones Era en 1974, diseñado
por Inés Amor y Vicente Rojo, encontré un recorte de periódico (La Jornada de enmedio, miércoles 15 de
noviembre de 2000), en el que Merry Mac Masters cuenta el disgusto de la
pintora con la crítica Teresa del Conde (“Coloquio en el Tamayo. Carrington
recibe hoy la Orden del Imperio Británico”). No podemos estar abriendo todos nuestros
archivos mentales porque olvidamos que existen, así que resulta una curiosidad de bazar volver a
contar qué pasó ese día. Entre paréntesis y en cursivas agrego mis comentarios
de lector de 2012: Jaime Velázquez.
Lourdes Andrade, una de las organizadoras del coloquio,
le sugirió a Del Conde que hablara, “desde un punto de vista psicoanalista”, del
escrito de Carrington de 1945 titulado “Abajo”: sin imaginar que a partir de
ello haría un “descuartizamiento de la psique de Leonora”. (Es válido el enojo de Carrington, si la crítica de arte se vistió con
ropas de sicoanalista y de carnicera.)
(¿Qué
le dijo Leonora Carrington a la periodista?) Que la referencia a
sus problemas mentales “duró demasiado”. “Si hubiera durado un minuto… pero
(estuvo) duro y duro y duro. Ya no lo soporté más”.
En el coloquio hablaron Jacqueline Chénieux-Gendrón, Teresa
del Conde y Luis Carlos Emerich.
Mac Masters inicia así su reporte:
“En el momento que Teresa del Conde decía que la crisis
emocional sufrida por Leonora Carrington en 1940, en España, no era una
conducta ‘destructiva’, como en el caso de Vincent van Gogh, la pintora de
origen inglés abandonó temporalmente el auditorio del Museo Tamayo (…) Le
siguieron sus dos hijos (…) abandonaron la sala algunas personas del público.
Chiki Weisz, esposo de la artista, permaneció en su lugar”.
(Del
Conde dijo de sus opiniones:) “Es un trabajo hecho ex profeso para esta ocasión, con mucho
cariño, pero también con una considerable carga de conocimientos y dolores que
llevo a cuestas hace muchísimo tiempo”.
(¡Ah
pa’cariño y mucha carga!, que el estudio de las obras de arte toman de todos
lados, sicoanálisis o política, historia…, lo que sea, anteojeras para recibir
aplausos.)
(Al
final del libro mencionado hay una cronología de la vida de Carrington, sin
firma. Copio algunos pasajes.)
En 1936, “vive pobremente en una casa de huéspedes (en Londres), pues su padre no quiere
ayudarla económicamente… En 1937 conoce a Max Ernst, con quien vive dos años,
en Saint-Martin d’Ardèche, París. En 1940: “Al estallar la guerra Max Ernst es
internado en un campo de concentración” (…) Leonora “sufre un colapso nervioso.
Por intervención de la Embajada Británica en Francia, sus padres la envían a
Santander, España, a un hospital para enfermos mentales”.
En 1941 conoce a Renato Leduc, “que le había presentado
Pablo Picasso en París” (…) (Se refugia en el Consulado Mexicano) “tratan de
conseguirle un visado para entrar a México; pero como es difícil y tardado, se
casa con él”. En 1942 ya está en México.
(Un
libro complementario para entrar al mundo de Leonora Carrington es La
dama oval, publicado en la colección
Alacena por Ediciones Era, con prólogo y traducción de Agustí Bartra y siete
collages originales de Max Ernst: 1965: “el primer libro de Carrington que se
publica en castellano” —anuncia el editor—, cinco cuentos escritos en francés. Ignoro
si hay traducción del “testimonio autobiográfico, En bas.”)
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