38. LOS EXCLUSIVOS
Si se considera cuán contenida se halla en los jóvenes la
fuerza que está deseando estallar, observaremos que carecen de delicadeza y de
tacto para decidirse a favor de esta o de la otra causa. Lo que les atrae es el
espectáculo del ardor que rodea a una causa, y no la causa en sí misma. Por eso
los seductores más sagaces se ingenian en hacerles esperar la explosión, mejor
que en convencerles con razones: con argumentos no se conquista a esos barriles
de pólvora.
Nietzsche, La gaya
ciencia. Libro primero (1882)
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