Sesenta años antes, durante la dictadura franquista, la influyente y fría Elisanda Vilabrú busca venganza por el asesinato de su padre y su hermano a manos de los anarquistas durante la Guerra Civil. Oriol Fontelles acompañado por su esposa embarazada, Rosa, accede a trabajar en la nueva escuela de la aldea como maestro. Sin embargo, se verá obligado a subordinarse al alcalde fascista. El terror de los primeros años de franquismo y la violencia siguen estando muy presentes en la vida cotidiana lo que hace que el pueblo esté sumido en un silencio forzado.
En el presente, gracias a los cuadernos, y mientras vamos conociendo detalles
de su propia vida, Tina se adentra en la vida de los héroes silenciosos, en la
facilidad que tuvieron de acomodar los acontecimientos para que la verdad no
subsista, legando a los vencidos la mayor de las inexistencias, la del olvido
del nombre, la del silencio.
El odio sigue pegado en las paredes
El complejo estilo de Cabré (complejo literariamente pero normal en la conversación o en los pensamientos) deriva en saltos cronológicos en mitad de cualquier párrafo, incluso frase. El lector debe estar muy atento para identificarlos y colocarlos en su tiempo debido para ir completando las piezas del entramado. Sin embargo, la trama es tan solvente que al poco tiempo el lector aprende el método y disfruta aún más de la obra.
Novela coral, con multitud de personajes, lugares y tiempos que desgrana los temas fundamentales de la historia española del siglo pasado: el odio, la venganza, el amor, la victoria, la moral, la religión, la política y el silencio, ese cruel silencio que solo las voces pueden eliminar.
Para quienes hayan leído Yo confieso será una de sus lecturas imprescindibles y para quienes no conozcan a Cabré un inmejorable comienzo. LEER MÁS
Pepe Rodríguez (El placer de la lectura)
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