Conferencia de Jorge Alberto González Ramírez, Casa Principal
¿Cómo reconocer lo que es noticia? No hay receta, ni cursos para ello. No hay colegas que sepan decirlo. Cada día ocurren millones de asuntos que califican como noticia para quienes son los protagonistas. Y así la viven. Los días siguientes platican la anécdota a sus amistades, pagan el café y la llamada por celular. Todos somos fabricantes de noticias.
Los dueños de periódicos nos han convencido que las “verdaderas” noticias son los percances de los políticos, primero, como los estirados nobles de otros tiempos. Y los súbditos ponemos atención para enterarnos de lo que nos afectará. Segundo, las cuitas de las actrices, actores y cantantes. En tercer lugar encontraremos los accidentes y dramas naturales. Con excepción de lo que les puede pasar a los más cercanos vecinos, el periódico personal tiene otro orden. La noticia de primera plana no rebasa los límites de nuestra presencia en el mundo: desayunar, trasladarse, hablar, regresar a casa y qué opinamos hoy. En la última página colocaríamos, si tenemos tiempo, las chapuzas de los políticos.
El deporte grita y se ha conseguido un lugar: una cantante en alianza con un futbolista, eso es todo para tener un lugar asegurado en revistas como Hola! y mil más. Lo que oyen abogados y médicos a diario, que sólo entre ellos se entienden, podría ser un programa de televisión tipo “reality”, horas de transmisión cotidiana con gran audiencia.
En el caos que es la vida diaria, lo que apenas se ve es el arte, que aparece bajo el rótulo de “cultura”, como si el deporte, la diversión y la política no fueran cultura. Algunos periódicos tienen una sección llamada “sociedad”, cuyos contenidos, de verdadera importancia, son desconocidos en lugares como Veracruz, donde “sociedad” quiere decir fotos de fiestas de cumpleaños, bautizos, bodas. A veces la nota cultural suele pasar a las páginas de política porque se trata de acomodos de oficinistas, de futuros candidatos a prolongar su antigüedad en la administración pública, cuando no son reclamaciones y críticas contra actos desaseados de gobierno.
Durante una conferencia es igual de importante el público que quien diserta, pero los reporteros sólo se preocupan por éste. Un reordenamiento en los periódicos tendría que tomar en cuenta qué es noticia, así los políticos se esmerarían en sus declaraciones porque por ahora, como ya dije, ocupan el último lugar en el interés de las personas, tras alguna idea más provechosa dicha por un vecino, escuchada en la mesa del café. Noticia es un enorme yo que decide qué es noticia.
Me explico. Inaugurar una obra pública no es noticia. El suicidio de un griego derrotado por la crisis no sólo fue noticia el día que ocurrió, sino que se prolongó y vimos sus funerales, lo acompañaron cientos de personas que no lo conocían. Fue una persona que ya no quiso seguir siendo una mera imagen de protestador callejero, una voz encerrada en casa.
Para ser noticia, el artista no tiene que prenderse fuego frente a la galería que no le ha dado un espacio: tiene que hacer declaraciones, que serán notas de impacto político.
Los jefes de información mandan a los reporteros a enterarse de lo que hacen los políticos y las voces de éstos impiden que sepamos qué opinaba el griego que optó por la muerte, un enorme grito que se va hundiendo en el silencio.
Por algo como esto las opiniones de los lectores en los periódicos electrónicos han llegado a tener una importancia decisiva, fuera de control relativamente, como los cientos de “tuits” que ya están siendo contabilizados y que son noticia, que son un nuevo y auténtico encabezado de primera plana, que informa qué está pasando en el país real, en un día cualquiera.
Una conferencia nunca va a ser competencia frente a un partido de futbol, ni frente al concierto de despedida de un cantante. (Los dueños de medios de comunicación siguen recordando a Pedro Infante; es más barato que financiar a nuevas estrellas.)
Así que la noticia del sábado 14 es que mucha gente se perdió la conferencia de Jorge Alberto González Ramírez en Casa Principal, reportero y comentarista de cultura del periódico Imagen de Veracruz desde hace diez años. Para ir en procesión no se necesita poner atención sino repetir letanías. Cuando salga la conferencia de González Ramírez en un libro, documentada y extensa como una tesis de grado académico, ya se enterarán por qué están atrasados en el tema del arte y la historia del periodismo. Quizás haya un memorioso que se atreva a hacer un resumen, que será como una cáscara de naranja sin jugo.
(Espero que esta nota se vuelva noticia, si los lectores la comentan y, sobre todo, si ayuda a que surja un nuevo periodismo. Mientras, los convencidos del puerto podrán ver y oír a Jorge Alberto González Ramírez el jueves 19 en el Ivec (Canal esquina Zaragoza, Centro Histórico) a las 19 horas, con Margarita Peña Pineda y Humberto Hernández Gálvez, en la presentación del libro de Luis Gastélum, Pasajeros con destino de escritores y otros viajeros.)
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