Pedí un corazón
y recibí del cardiólogo
un extraño imán que me provoca
sentirme atraído
hacia ti
Pedí un cerebro
y escuché decir que
un caballero no tiene memoria, precisamente
tu escondite como actual hueco que no
me cabe en la cabeza. La enfermera
arregla un vendaje alrededor
para impedir que se salgan
la paja y la resaca de mis sueños como pájaros
Pedí un poco de valor
y el Club de Leones me llenó los oídos con
medallas, misiones y buenas metáforas, para merecer
la estrella de puntas separadas, patas abiertas,
y la entera bolsa de valores de NY, pero nunca
la aproximación a tus caderas
En cada vuelta
el poderoso mago me tomó por tonto, diciendo
que no necesitaba esto o el otro, porque
los tuve conmigo
todo el tiempo, dentro
del cajón que se ha cansado de ser abierto
y cerrado
por tanto guardar polvo que sirve para nada
Pedí volver a casa
y todo el asunto es chocar los talones
con los zapatos prestados, pero soy poeta
y convertí el camino de ladrillos amarillos
en una tapia dorada.
Fin de la novela.
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