Pedí un corazón
y recibí del cardiólogo
un extraño imán que me provoca
sentirme atraído
hacia ti
Pedí un cerebro
y escuché decir que
un caballero no tiene memoria, precisamente
tu escondite como actual hueco que no
me cabe en la cabeza. La enfermera
arregla un vendaje alrededor
la paja y la resaca de mis sueños como pájaros
Pedí un poco de valor
y el Club de Leones me llenó los oídos con
medallas, misiones y buenas metáforas, para merecer
la estrella de puntas separadas, patas abiertas,
y la entera bolsa de valores de NY, pero nunca
la aproximación a tus caderas
En cada vuelta
el poderoso mago me tomó por tonto, diciendo
que no necesitaba esto o el otro, porque
los tuve conmigo
todo el tiempo, dentro
del cajón que se ha cansado de ser abierto
y cerrado
por tanto guardar polvo que sirve para nada
Pedí volver a casa
y todo el asunto es chocar los talones
con los zapatos prestados, pero soy poeta
y convertí el camino de ladrillos amarillos
en una tapia dorada
Fin de la novela
2 comentarios:
Hola, soy Jesús Garrido. El poema es de don Gabriel Fuster, quien podría demandarme si no hao esta aclaración. Apareció en mi blog sin autor pero ya le di el crédito a don Gabo. Para que también tú, Jaime, enmiendes el error que involuntariamente te hice cometer.
Hago la corrección.
Jaime Velázquez
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