"Si un árbol muere para dar vida a un libro,
hagamos un poema para dar vida a un árbol.”
El sueño de cada uno de nosotros como escritores es ver nuestras creaciones literarias impresas, una muy buena impresión, y si además es lujosa, es el ideal de todo poeta o escritor en general, sin embargo este sueño demanda un serio daño a nuestra madre naturaleza.
En la actualidad se calcula que uno de cada cinco árboles talados se usa exclusivamente para fabricar papel y solamente en Estados Unidos se talan cada año unos 20 millones de árboles para la producción de papel virgen, con el único fin de hacer libros. Otra información menciona que por cada libro de 200 hojas que se publica, tres árboles adultos son sacrificados.
Para subsanar el daño causado a la naturaleza por el uso de papel, el reconocido periodista y ecologista Jordi Bigués, en su libro Responsabilidad, Guía práctica para evitar el cambio climático, la crisis ambiental y forestal, manifiesta que cada persona debe plantar 2 árboles al año.
Sin duda que nosotros como autores de libros, o lectores consuetudinarios, debemos plantar algunos más que esa cantidad. Un ejemplo lo dio Al Gore durante su viaje a Brasil el año pasado. El autor del documental La verdad incómoda anunció que la impresión y distribución de la edición brasileña de su libro se neutralizó con la plantación de 136 árboles en dicho país.
(…)
Mientras tanto es necesario que cada uno empiece a cancelar su deuda ecológica, reparando el daño ambiental que ha causado la producción de sus textos y una de las acciones inmediatas debe ser la plantación de árboles, acción que empezamos el año pasado mediante el Bosque de los Poetas, organizado por la Unión Mundial de Poetas por la Vida, POETAS UNIVA, institución que tengo el placer de presidir en Tumbes, Perú.
No hay comentarios:
Publicar un comentario