(Mexicali, 25 de febrero de 1953 - D.F., 19 de noviembre de 2011), narrador. Premio Villaurrutia, 1992; Premio Colima, 2006; Premio Herralde de Novela, 2008; Premio Nacional de Arte, 2011.
Lo recuerdo como redactor en la Secretaría de Programación y Presupuesto, junto a Dolores Arana, Silvia González de León, Laura González Durán, Sara Olan, Ernesto Trejo, Julio Sánchez. Empezaba entonces su carrera literaria y platicaba las dificultades que se imponía. Sus primeros libros los publicó Editorial Premiá. Hace poco la novelista Lucía Deblock se interesó en su obra y le presté esos primeros libros. Diferentes caminos nos distanciaron. Está uno en esa última etapa. Nuestro pésame a su esposa.
El periodista Jeremías Marquines protestó por la tardanza en anunciar el premio que le dieron a Sada. Creo que más vale tarde que nunca. Espero que se lo den a su viuda. Y, qué curioso, el Secretario de Educación está padeciendo también de los riñones. Reproduzco fragmentos de lo escrito por Marquines, con ligeras modificaciones de lectura.
Unas horas antes de su muerte, la Secretaría de Educación Pública le declaró ganador del Premio Nacional de Ciencias y Artes 2011. (...) Hace un año, este premio dotado de poco más de 500 mil pesos le hubiera ayudado mucho para atender su delicado estado de salud, pues requería de atención médica muy costosa que su familia no podía pagar, por esta razón tuvieron la necesidad de solicitar auxilio por medio de las redes sociales.
(...)
Daniel Sada, al igual que todos los escritores, creadores y promotores culturales de este país, no tenía seguridad social. (...) su esposa, Adriana Jiménez (consiguió que lo atendieran) en hospitales donde lidió con abusivos burocratismos que retrasaban la atención necesaria.
Si los ruines diputados federales hubieran hecho hace años su trabajo y hubieran aprobado una ley que permitiera a los creadores de este país tener seguridad social completa, el sufrimiento de Daniel Sada y de muchos otros más que han aportado a México su talento y una vida productiva a la cultura y el arte, hubiera sido más llevadero. Pero no fue así. Es una vergüenza que por ruindad política y mezquindad económica los creadores padezcan la falta de atención médica.
Ojalá y la muerte de Daniel Sada (...) abra la discusión y la exigencia de que en México se le de seguridad social a sus creadores porque su aporte a la riqueza nacional no tiene precio.
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