Habían pasado las nueve de la noche y todavía se estaba transmitiendo la charla de Herta Müller cuando escribí el comentario que aparece abajo, en la entrada anterior.
El contraste entre ambos escritores se había ido acentuando. Hoy, llego a la conclusión que el señor V. se portó, además de condescendiente con el público, a quien consideró necesitado de saber qué es la literatura, como un militante y portavoz de simpatizantes ideológicos. Entendí por qué perdió las elecciones a la presidencia de su país, del que tuvo que emigrar. En la FIL, quizás pensó que estaba en un mitin.
Creo conveniente, en beneficio del panorama de la literatura latinoamericana, decir que el señor V. es un autor de calidad mediana, por lo que dejé de leerlo hace años. En el ámbito de lo literario, la discusión sería interminable, por lo que ofrezco como prueba su estudio sobre Tirant lo Blanc, que no alcanzaría nivel aprobatorio con sinodales rigurosos, frente a otros autores del universo crítico y académico del universo hispánico.
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